Nos es grato compartir la edición 22, volumen 2 de la revista “Arquitectura y Sociedad”. En esta ocasión, los contenidos de índole variado que se presentan, abordan temas que surgen aparentemente separados unos de otros como si fuesen islas de un archipiélago; sin embargo, como estas, finalmente conectadas por el espacio marítimo que las rodea. Ese espacio, cuyo papel envolvente parece extenderse al infinito, podría estar ocupado análogamente por las innumerables actividades que, un campo disciplinar como la arquitectura – siempre alimentada de otros saberes- representa o, quizá, esté ocupado, más bien, por un océano de formas cuyos signos se modelan y ondulan con las arremetidas de los vientos de cambio. En ese caso, cada isla o, mejor dicho, cada texto sería una pausa, un lugar donde quedarse, con su propia vitalidad interna desde donde interpretar, pensar o divisar un horizonte; sobre todo, cuando nos acercamos a la orilla donde el suelo deja de ser firme y la arena parece llevarnos al mar, desde ahí, desde los límites disciplinares o temáticos de esa isla, podríamos sentir la brisa y el rumor que traen las olas desde lejos, desde otras islas, de otros textos que posiblemente laten en alta mar.
Así se presentan los textos a continuación, como islas rodeadas de posibilidad, de cuya orilla puede vislumbrarse el horizonte u otro texto lejano. Pasar de un contenido a otro de esta edición, puede significar adentrarse en el vaivén de las olas del mar que se pliegan y repliegan como la hoja de un libro al pasar de página. Así, la frágil piel cristalina mencionada por Pablo Corral (Argentina), nos permite ubicarnos en la modernidad de las urbes y subir a sus rascacielos para vislumbrar a lo lejos un paraje indómito donde la arquitectura se camufla con la naturaleza y donde sus habitantes aprenden a construir como aprendieron a vivir, en comunidad, como la primera aula vital, semejante a la que construyeron Carlos Hidalgo, Pablo Heredia y Antonela Amaluisa junto a los habitantes del noroccidente de Pichincha (Ecuador) radicados a orillas del río Mashpi, donde naturaleza y comunidad construyen su realidad.
Vistos así, estos dos primeros textos de la revista son distintos y distantes pues, uno hace referencia a la transparencia de un material constructivo moderno, mientras el otro, a una experiencia constructiva practicada ancestralmente; ambos, sin embargo, comparten la generalidad sintáctica y semántica de la arquitectura que las envuelve. Así mismo, los dos contenidos finales de esta edición comparten la misma atmósfera disciplinar o, su forma como envolvente esencial. Así es como las formas del arte encallan en el ensayo de Nora Pereyra (Argentina) quien delinea, con obras ejemplares de la historia del arte, una sucesión de hitos que nos permiten acotar la infinita extensión que puede abarcar la Forma en las artes. Nelson Santos (Ecuador) por su parte, emprende un viaje como quien, después de haber encallado en una isla desierta, decide adentrarse, sin rumbo fijo, recolectando las imágenes y signos que, a manera de formas plásticas, se le impregnan a cada paso.
Así es como en esta edición, la transparencia tecnológica de un material en un edificio representativo de la modernidad; el diseño comunitario que toma en cuenta las condiciones sociales y materiales del lugar; la inagotable reflexión histórica y teórica que posibilita la forma en las artes y, finalmente, la expresión plástica de las imágenes provocadas por el viaje, son los cuatro temas desde donde divisamos los horizontes apartados y disparejos que ponemos a su disposición, para que sean ustedes y su oleaje interpretativo el encargado de surcarlos. Les invitamos entonces, a recorrer las siguientes páginas y quizá a sumergirse en sus textos e imágenes.
La revista completa puede localizarse en el portal de revistas de la Universidad Central del Ecuador: https://revistadigital.uce.edu.ec/index.php/arquitectura/issue/view/345