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Patricia Palacios

Revisitar el espacio público 

En época pandémica (2020-2022), como nunca, el espacio público ha sido sujeto de suspicacia y observación prolija no sólo por parte de estudios@s del tema, sino sobre todo, por parte del/la ciudadano/a común, mereciendo su respectiva toma de posición, pues el uso o interacción con el espacio público devino, desventuradamente, cuestión de vida o muerte. 

El abordar el tema del espacio público en formato de materia optativa, en FAU-UCE, data de casi siete años y en este ámbito se ha podido sensibilizar al estudiantado, parte del cual es actualmente profesional de la arquitectura y urbanismo, en la correlativa teoría y práctica espacial, en el conocimiento de algunos referentes locales y extranjeros sobre el tema y, en general, en la problemática que enfrenta. 

En términos metodológicos la Optativa Espacio Público se desarrolla combinando reflexiones en aula (virtual), como in situ (presencial), pues no basta la aproximación basada en información secundaria, sino por el contrario, la información primaria y experiencia directa constituyen condiciones sine qua non para su comprensión y posterior intervención. Sin embargo, al final del semestre académico, febrero-marzo 2022, la pandemia fue cediendo y se abrieron posibilidades de revisitar físicamente los espacios públicos y de profundizar en su estudio de manera sensorial. 

La materia se desarrolla en tres unidades curriculares no necesariamente secuenciales sino convergentes, enfocadas respectivamente en debates teóricos, recorridos urbanos o visitas de observación y en la propuesta de anteproyectos de intervención a escala barrial. 

A continuación, se exponen reflexiones y ejemplos de la actividad y aprendizaje colectivo en la materia. 

¿Qué define el espacio público? 

Tomar conciencia de que cada ciudadan@, al desarrollar actividades cotidianas en un determinado espacio por ejemplo caminar, jugar, trabajar, está produciendo espacio, y de que el espacio público no deviene tal sino gracias al uso dado por los habitantes, caso contrario constituye un simple adorno o un elemento prominente sin uso, significado, ni vida, es un logro de aprendizaje al que se aspira en esta materia. 

Para fundamentar dichas concepciones, se ha leído y debatido textos de autores como La ciudad es el espacio público de Borja, 2011, en el que se proponen varias ideas clave, como el hecho de que históricamente el espacio público ha sido construido por la gente, que su uso y significado cambia permanentemente según las condicionantes socio políticas y culturales de cada momento, que la modernidad lo ha afectado profundizando la división espacial público y privada, la gestión institucional del mismo, o su funcionalidad con respecto al sistema económico espacial imperante. En otro sentido se propone que el máximo espacio público es la ciudad toda, que el espacio público es la gente en las calles y que la calidad del mismo se mide por la calidad de las relaciones sociales que suscita. 

En términos más técnicos y metodológicos, se ha revisado el texto Espacios abiertos de uso público, de Pascual y Peña, 2012, en el que se establecen las dimensiones e indicadores a considerar cuando se analiza y/o diseña un espacio público. Tal es el caso de las dimensiones morfotipológica, funcional, sociopsicológica y el ecosistema urbano, cada uno de los cuales puede ser trabajado a partir de variables e indicadores específicos, pero el análisis e intervención total debe darse de manera interrelacionada. 

A partir del video documental Espacios Públicos y dimensión informal de la vida urbana en Quito (UTE, 2017) se reflexionó y concluyó que el uso informal que la población da a un espacio público, es decir, el que no se atiene a lo prefijado por el diseño y planificación urbana, revela sus diversas potencialidades y utilidades, pero también la capacidad transformadora del espacio urbano por parte de la ciudadanía, al crear espacio público donde no estaba planificado para ese uso. 

Varios ejercicios se produjeron con el objeto de familiarizar a l@s estudiantes con herramientas de trabajo e intervención en el espacio público como fue la aplicación de la ficha de registro usada por el MDMQ para inventariar los espacios públicos del barrio, o el uso de normativas planteadas en las diversas ordenanzas de uso y administración del suelo, en la Norma Ecuatoriana de la Construcción, Accesibilidad Universal (MIDUVI, 2019), o en el Manual de diseño de calles activas y caminables, formulado por Hurtado, Aso. Peatones de Quito, MDMQ/FAU-UCE, (2015). 

Memoria espacial 

Recordar las vivencias en el espacio público frecuentado durante la niñez, como instrumento de sensibilización, arraigo y responsabilidad por parte de l@s estudiantes, es un objetivo de partida para el desarrollo de una actitud profesional consciente, proactiva y entusiasta al respecto. La expresión concreta de esta actividad cristalizó en un Mapa de Niñez, realizado con técnica libre, pero, eso sí, a mano alzada y, de preferencia, a todo color. 

El mapa debía recoger los elementos urbano arquitectónicos más sobresalientes o significativos presentes en el área recordada y definida por cada cual, así como, evidenciar una experiencia positiva y otra negativa vividas en la misma. Se pidió no escatimar detalles referidos a elementos físicos, pero también sociales, presentes en el lugar y en el momento de tales experiencias. 

Los mapas presentados dieron cuenta de las diversas prácticas espaciales de la niñez del país y constituyen materia prima invaluable con que cuenta actualmente la FAU-UCE para un potencial registro etnográfico temático y georeferenciado del espacio público y de la práctica espacial urbana en nuestras ciudades. 

Díaz: Ibarra, Colombia, Quito.
Muñoz: Salinas 
Molina: Sector La Kennedy, Quito 

Para complementar la motivación y curiosidad en torno al espacio público se desarrolló una actividad investigativa individual sobre referentes internacionales sobre plazas y calles peatonales, la cual se complementó con otra, previa al diseño del anteproyecto o propuesta final, en la que debía conformar un catálogo de referentes sobre actividades, elementos urbano arquitectónicos, equipamientos, materiales, etc., a usarse, pero de manera adaptada a su área de intervención. Entre ellos destacamos: ágoras, áreas lúdicas, baños públicos, parqueaderos de emergencia, etc. 

Desmemoria espacial 

Con el objeto de fortalecer el pensamiento crítico y propositivo sobre urbanismo y espacio público, actualmente hegemonizado por una visión neocolonial, funcionalista y capitalista, es necesario recuperar la memoria inmediata y personal al respecto, e imprescindible recuperar la memoria colectiva e histórica, sobre el espacio que habitamos y que pretendemos transformar. 

A dicha necesidad se llega con frecuencia al constatar, por un lado, el olvido o ceguera ciudadana y académica respecto al territorio en que se habita, la que se da inclusive a pesar de que la propia toponimia muchas veces nos remite a la vivencia ancestral e histórica del mismo (Chimbacalle, Rumipamba, Mamacuchara, Cochapata, etc.), y por otro, las aspiraciones y preconceptos que se tienen sobre el espacio tanto privado (chalets, suites, lofts, condominios, etc.,), como público (polideportivos, centros comerciales o shoping-plazas, etc.), influenciados y apropiados desde el interés comercial y el de asimilación cultural. Al referirse a la plaza, much@s estudiantes ya ni siquiera tienen la idea de un mercado y casi nunca la de un lugar de encuentro y de expresión ciudadana. Se constata que cada vez se tiene menos esta vivencia del espacio público y en consecuencia se acrecienta la desmemoria al respecto. 

Como mecanismo de motivación hacia las formas ancestrales de pensamiento y vivencia espacial se utilizaron videos como el de Quito milenario (Quitsato) y Las pirámides de Caral (BBC), pero sobre todo la lectura, debate y explicación sobre el texto El arte de concebir el espacio andino, por parte del propio autor Arq. Alfredo Lozano, docente FAU-UCE. 

También con la intención de que l@s estudiantes puedan revivir la experiencia espacial urbana, interactuar en y con el espacio público, y observar el uso y dinámicas ciudadanas en el mismo, se logró implementar al menos uno de los recorridos planteados en el sílabo que tuvo lugar en los alrededores de la basílica del Voto Nacional, del parque barrial Matovelle, del Centro de Arte Contemporáneo (antiguo Hospital Militar), ubicados en el tradicional barrio San Juan del centro de Quito. 

La modalidad utilizada fue la de deriva programática, mediante la cual los estudiantes, divididos en grupos chicos, fueron descubriendo, reflexionando y registrando diferentes elementos del paisaje y dinámicas urbanas, para posteriormente producir colectivamente un relato gráfico de la experiencia. La totalidad de las evaluaciones estudiantiles sobre esta actividad son positivas y coinciden en el potencial que encierra en términos del aprendizaje y disfrute obtenidos. 

¿Para qué y para quién el espacio público? 

La lectura y reflexión sobre el texto Centros y espacios públicos, como oportunidades de BORJA, J. y MUXÍ, Z. (200, p.115), consiguió problematizar el tema del espacio público al plantear que “El desafío urbano es hacer ciudad sobre la ciudad: regenerando, rehabilitando, completando, creando nuevos centros metropolitanos, garantizando la movilidad, accesibilidad y diversidad de los mismos”, y que “El espacio público es un desafío político, urbanístico y cultural referido a toda la ciudad”. Sin embargo, también consiguió mostrar a los estudiantes un abanico de razones y posibilidades a ser consideradas oportunidades para desarrollar proyectos urbanos comprometidos con el mejoramiento de la calidad de vida, la cohesión social y el fortalecimiento de los derechos ciudadanos. 

Una vez comprendida la necesidad y asumido el desafío de producir espacios públicos, se requiere tener claridad en torno a sus potenciales beneficiarios. En este sentido, si bien se considera que el espacio público es accesible para toda la población, en la práctica se observan situaciones de exclusión/privilegio que es necesario evidenciar y corregir. Entre los grupos afectados del acceso libre y seguro al espacio público están los adultos mayores asumidos esta vez, como población destinataria de los anteproyectos de espacio público a escala barrial. 

Dentro del proceso de concepción del espacio público se privilegiaron dos actividades que redundaron en aprendizajes más significativos a decir de los propios estudiantes. En primer lugar, el acercamiento directo a la realidad de los adultos mayores de su barrio, sus necesidades y propuestas y, en segundo lugar, el conocimiento de metodologías de diseño inclusivo y de accesibilidad universal, con las que se puede atender a dichas necesidades socio-espaciales. 

Análisis de sitio 

Entrevistas a adultos mayores

MARÍA TERESA 66 AÑOS 
¿Cuál es el lugar que más le gusta del barrio donde vive y por qué? Le gusta ir al parque porque ahí viven sus amigas y le gusta salir a conversar al césped con ellas, también a veces sale con su nieto menor y su perro para distraer su mente. 
¿Qué situación negativa ha experimentado cuando va al parque o en la calle? 
La contaminación, el mal olor que produce la basura ya que las personas arrinconan en esa esquina la basura hasta que pase el camión recogedor pero no es un tipo de basurero simplemente un espacio público. 

JESÚS AMABLE (72 AÑOS) 
¿Cuál es el lugar que más le gusta del barrio donde vive y por qué?
Ir a ver cómo juegan vóley en las canchas y encontrarse ahí con sus amigos. 
¿Qué situación negativa ha experimentado cuando va al parque o en la calle? 
No cuenta con un mobiliario apropiado para personas de tercera edad ya que solo existen pequeños muros de piedra que sirven como asientos. 

Comentarios y sugerencias estudiantiles sobre experiencia presencial en la ciudad 

La experiencia que se tuvo en el recorrido fue enriquecedora en cuanto a tener otra forma de mirar a la ciudad, no solo el hecho de salir y caminar sino ahora percatarse de los detalles que se encuentran en nuestro alrededor, más aún tener la oportunidad de entrevistar a las personas que son del barrio y conocer sus experiencias y los espacios que suelen concurrir. 

A mi parecer la metodología utilizada es la adecuada para este tipo de recorridos porque el hecho de formar grupos y tener cada uno en sitios ayuda visitar más lugares y hacer un análisis más amplio de la ciudad. 

Ismael Nicolalde 

La experiencia del recorrido fue muy grata y satisfactoria debido a que en lo personal ha sido el primer recorrido urbano en el que participé y al ir con una previa expectativa sobre los Jane’s walk y el entusiasmo fue mayor. En el recorrido aprendí a ser más visual y detallista con todos los elementos que podíamos encontrar en nuestro camino. En ocasiones por la cotidianidad de los días no apreciamos las huellas que las personas dejan a lo largo del tiempo en la calle, viviendas, puertas, ventanas entre otros. 

Una sugerencia para futuros recorridos es que se involucre más a las personas del lugar, tal vez siendo parte del recorrido, porque la historia de ellos sobre su barrio nutriría más aun el recorrido. 

Evelyn Herrera M. 

Los logros de aprendizaje pueden ser medidos y visibles en diferentes momentos de la vida estudiantil y profesional, y no sólo en actividades evaluativas puntuales. De esta manera, resulta más importante desarrollar con los estudiantes algunas metodologías que le permitan comprender las situaciones urbanas siempre cambiantes, enfrentar las problemáticas que se le vayan presentando a nivel urbano y arquitectónico, y podrá trabajar con los recursos disponibles en dicho contexto social, espacial y temporal. 

Por tanto, se vuelve necesario desarrollar una reflexión permanente sobre aspectos metodológicos de la enseñanza-aprendizaje, extraer lecciones aprendidas de su uso y procesos, valorar, mantener y perfeccionar las buenas prácticas, para no conformarnos con dar al estudiante soluciones a los problemas, sino enseñarle a enfrentarlos. 

“Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”. 

Proverbio chino 

Bibliografía 

 Borja, Jordi. La ciudad es el espacio público. En Revolución Urbana y derecho a la ciudad. OLACCHI-MDMQ, Colección Textos Urbanos. Quito, 2011. ISBN: 978-9978-370-15-5 Págs. 321-342. 

 Borja J., y Muxí, Z. Centros y espacios públicos como oportunidades. Artículo en Perfiles latinoamericanos, revista de FLACSO México. Diciembre 2001 https://www.researchgate.net/publication/28140099_Centros_y_espacios_publicos_como_oportunidades 

 Hurtado, Diego, Aso. Peatones de Quito, MDMQ/FAU-UCE, (2015). Manual de diseño de calles activas y caminables. Quito. Xttps://www.academia. edu/35227652/MANUAL_ DE_DISEÑO_DE_CALLES_ ACTIVAS_Y_CAMINABLES ?auto=download 

 Lozano, A. 2020. El arte de concebir el espacio andino. https://editorialfau.wordpress.com/2020/11/22/el-arte-de-concebir-el-espacio-andino/ 

 MIDUVI, Norma Ecuatoriana de la Construcción, Accesibilidad Universal (AU), 2019 https://www.habitatyvivi enda.gob.ec/wp- content/uploads/downlo ads/2019/05/NEC-HS-AU- Accesibilidad- Universal.pdf 

 Pascual González, Aylín y Pena Díaz, Jorge. Espacios abiertos de uso público. Arquitectura y Urbanismo. 2012, vol.33, n.1 [citado 2016-11-15], pp. 25-42 . ISSN 1815-5898 http://scielo.sld.cu/pdf/au/v33n1/au030112.pdf 

 Project for Public Spaces. PPS ¿Qué criterios determinan un buen espacio público? https://www.pps.org/article/que-criterios-determinan-un-buen-espacio-publico 

Videos 

 UTE, 2017, Espacios Públicos y dimensión informal de la vida urbana en Quito https://www.youtube.com/watch?v=sPmjc2rEPrE&t=339s 

 QUITSATU, Quito Milenario https://youtu.be/LNr980eFbX0 

 BBC, 2016. Las pirámides de Caral https://youtu.be/arkKyz6bjBw 

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Patricia Palacios

Talleres Nómadas: La calle como escuela

El Homo sapiens camina. Una persona que no lo hace está incompleta[1]

Jan Gehl

Estudiante, no hay camino, se hace urbanismo al andar

La materia Talleres Nómadas es de carácter experimental o vivencial. No surge ni copia experiencias internacionales en voga. Surgió a partir de la latente necesidad de actualizar y aportar conocimiento sobre las ciudades, también como posibilidad de relajamiento y escape frente a la enseñanza aprendizaje sedentarios, rendidos al aula física o a la virtualidad dura, pero, sobre todo, como oportunidad para la familiarización con la ciudad por parte de l@s estudiantes, para fomentar el disfrute de la vida urbana y de la interactividad socio-espacial que allí tiene lugar. Esto favorece el conocimiento vivencial, el análisis in situ, la curiosidad y capacidad de asombro del colectivo universitario enfocado en la arquitectura y en la ciudad, estimula su pensamiento propio y crítico, así como la actitud proactiva del/la estudiante y futuro profesional, respecto a la realidad urbana que va encontrando y que podría reinventar.   

Efectivamente, en la trayectoria seguida por la materia desde su creación en el 2019, se han producido múltiples hallazgos y gratas coincidencias con innovadoras experiencias formativas impulsadas por arquitectos en otras latitudes. Es el caso del curso universitario Artes Cívicas, implementado por Francesco Careri, en Roma, que es “donde se enseña a perder el tiempo para ganar espacio, a andar y tropezarse con alguien, a entrar en ciertos lugares para detenerse en ellos y hacer arquitectura, a saludar cuando llegamos y cuando nos vamos” (Careri:2016:8). Jan Gehl, por su parte, cuando se reconoce su aporte al hecho de que Copenhague sea reconocida como la ciudad más habitable del mundo, comenta que “en la Escuela de Arquitectura de esta ciudad fuimos pioneros en el estudio y la defensa de la calle para la gente”, o que “caminar es la manera más agradable de moverse por una ciudad, pero exige ir despacio. Yo digo que no pierdes el tiempo, ganas la vida” (El País.com, 2016/09/14). 

Buena parte de dichas experiencias formativas y varias más, se han inspirado en la Teoría de la Deriva (Debord,1958), de la Internacional Situasionista europea de mediados del siglo pasado, o en el activismo urbano de Jane Jacobs.  En este caso inclusive, sus seguidores han logrado instaurar a nivel internacional el Jane’s Walk o Paseo de Jane, que es un enfoque comunitario de producción de ciudad que, mediante recorridos grupales a pie, guiados por voluntarios, crean oportunidades o “espacios para que las personas observen, reflexionen, compartan, cuestionen y vuelvan a imaginar los lugares en los que viven, trabajan y juegan”. (janeswalk.org)

Sin embargo, no es la validez de tales prácticas y argumentos académicos las que demuestran la pertinencia y han sustentado la implementación de la asignatura Talleres Nómadas, sino sobre todo, el interés y los testimonios estudiantiles al respecto, las adhesiones intra y extra universitarias a tales actividades -pues en varias oportunidades solicitaron y participaron en ellas sus familiares, amig@s y compañeros de otros cursos-, pero además, el involucramiento ciudadano espontáneo y la interacción directa con la gente en las calles.  Huelga decir que la acogida y el respaldo académico han sido funtamentales a la hora de impulsar el acercamiento estudiantil a la realidad urbana concreta.  

En síntesis, el principal objetivo de los Talleres Nómadas es la creación de oportunidades para que l@s estudiantes puedan experimentar en vivo y en directo la dinámica urbana a través de recorridos por la ciudad y reflexiones o debates in situ, es decir, en la propia calle o espacios públicos visitados. Mientras que la metodología aplicada en esta materia es reflejada en su propio nombre, ya que asume el sustantivo “taller” en sentido polisémico, es decir, tanto como el lugar que acoje la actividad, en este caso la calle, como la modalidad de trabajo, en este caso, la producción colectiva y vivencial de conocimiento sobre una realidad socio-espacial concreta y cotidiana. El adjetivo Nómada, por su parte, es asumido como el transitar errante pero interactivo y reflexivo por el espacio urbano siempre distinto. 

 

Originalmente, la materia se estructura con base a una serie de recorridos y prácticas espaciales mínimamente programadas, para dar paso al descubrimiento y novedad, como se observa en esta bitácora videográfica Talleres Nómadas 2019-2020 producida por un estudiante de dicho período académico. Sin embargo, debido a la situación pandémica, este caminar reflexivo por la ciudad, que es la metodología consustancial a esta materia, debió sustituirse con una diversidad de actividades virtuales correlativas que, de todas maneras, despertaron por igual el interés e implicación estudiantil, como se manifiesta en sus respectivas bitácoras.

  • La calle y el caminar, como recursos pedagógicos en arquitectura y urbanismo.  

La propuesta de salir a caminar y experimentar la calle como escuela, no es idílica ni ingenua. No sólo durante la pandemia que nos azota, hemos constatado el riesgo de salir y caminar por la calle.  Las mujeres, l@s adulto@s mayores, las personas con capacidades diferentes, los niños, la gente trans, la población migrante, lo hemos experimentado siempre, da igual, a plena luz o por las noches. La calle no solo tiene virutosidades como podríamos pensar desde una perspectiva idealizante de la misma, sino que contrasta drásticamente con la correlativa percepción del ciudadan@ de a pie, como pudimos constatar justamente al recorrerla reiteradamente y asumido como objeto y sujeto de aprendizaje. 

Entendiendo al flanneurismo y la deriva urbana en su valor pedagógico, tales prácticas han sido adoptadas en la enseñanza-aprendizaje de arquitectura y urbanismo desde hace mucho, en diferentes versiones. En este sentido se asume, que al dejarse llevar por el propio deseo y por situaciones surgidas a pie de calle, aplicando la “psicogeografía urbana”, se logra poner en relieve, por ejemplo, la “ciudad no utilitaria, sino vivida para el ocio y las relaciones sociales”, o planear edificaciones “con la idea de ofrecer sorpresas, distracciones y otra serie de experiencias a los visitantes”, como es el caso de algunas obras del arquitecto Jon Jerde (es.wikipedia.org). Se entiende además, que “la actividad de caminar, al estar estrechamente vinculada con el espacio y el tiempo, permite recomponer la percepción fragmentada del espacio” (Torrecilla, 2016:172). También en esta línea, la materia Talleres Nómadas busca crear oportunidades para aprender y desaprender la propia relación con el espacio y experimentar las sensaciones del cuerpo en él, en un acto de mutuo conocimiento y reinvención. 

En la actualidad, con el advenimiento de la tecnología digital, las técnicas de realidad aumentada y simulada, la implantación de la virtualidad en la interacción social y el desarrollo de la educación en línea, se diría que salen sobrando las prácticas espaciales presenciales y el conocimiento sensorial usadas pedagógicamente. Sin embargo, 

«Frente a la experiencia vertical y virtual que permite sobrevolar el espacio, se propone un aterrizaje para experimentar la visión horizontal, que es la mirada del flâneur, quien utiliza el cuerpo y esta vez la tecnología, para, a través del movimiento producido por el acto de caminar, establecer un contacto directo con la ciudad y sus habitantes y así reconocer un entorno que se presenta cada vez más abstracto.» (Torrecilla,2016:165)

Se trata, por tanto, de asumir la espacialidad híbrida, resultante de la combinación de espacio físico y espacio digital, como “oportunidad de experimentar nuevas dimensiones espacial y temporal” (Torrecilla, 2016; 172) y, dicha hibridación, como “una respuesta a la fragmentación urbana y una solución para la recuperación del espacio público físico” (Di Siena 2009, en Torrecilla, 2016; 172),

  • Percibir, interpretar, representar, comunicar la situación e interrelación socioespacial urbana

Elemento necesario de la materia Talleres Nómadas y del conocimiento activo y transformador que ella intenta lograr, es el poder expresarlo, sistematizarlo y compartirlo, pero no como una exigencia moral ni académica, sino en un sentido libre, creativo, alternativo y crítico. 

Se inspira, de cierta manera, en la corriente iconoclasista internacional que genera “gráficas creativas de investigación colaborativa para elaborar narraciones críticas que disputen aquellas instaladas desde diversas instancias hegemónicas” (iconoclasistas.net) y, en la experiencia del colectivo Stalker, compuesto por artistas y arquitectos romanos, que desde 1990 convirtió el andar en su principal instrumento de acción y lo consideró como práctica estética. En su manifiesto, este colectivo señala, que el sentido del conocer los territorios actuales,  las zonas olvidadas de la ciudad que conforman el negativo de la ciudad contemporánea, los lugares difíciles de comprender y difícles de proyectar, fue “percibirlos en su devenir, representarlos sin necesidad de definirlos gracias a la representación involuntaria” (Careri, 2016:16). Tal representación fue uno de los ejercicios más significativos de esta experiencia conocida como Archipiélago Stalker, pues con el uso de categorías socio-espaciales conocidas e instrumentos convencionales, como mapas, descripciones, informes, ni siquiera con fotografía, se lograba armar una narrativa coherente con lo experimentado, que refleje las situaciones y dinámicas nuevas encontradas en el recorrido. 

Desafío similar se plantea a los estudiantes de la materia Talleres Nómadas al momento de representar lo experimentado en la calle, pues ¿cómo se representa lo desconocido, lo volátil, el vacío, lo que fue en ese momento y al minuto ya no es ni está más, lo que está en permanente reinvención?. Para el efecto, la materia se apoya pero no de manera exclusiva, en experiencias e instrumentos usados o producidos por la corriente iconoclasista internacional mencionada anteriormente, por el colectivo local “fanzinederiva”, para quien el fanzine le significa y es producido como un acto de reciprocidad con el lugar visitado (Colectivo Fanzinederiva, Palacios y Ospina, 2017) y, en general, por cartografía crítica y multimedia al alcance. 

Con las prácticas espaciales, reflexiones y actividades desarrolladas en este sentido,  la materia contribuye a desarrollar la capacidad interpretativa, sistematizadora, narrativa y comunicativa de los estudiantes sobre su experiencia espacial urbana.

  • Conclusión

El conocimiento que se desarrolla a través del recorrido reflexivo por las calles de la ciudad aporta a la carrera y a la formación profesional en varios sentidos. A nivel teórico-conceptual, pues con base a información primaria y experimentación directa el/la estudiante comprende la ciudad en tanto realidad compleja y dinámica, no puramente física y estática, en la que se desarrollan un conjunto de fenómenos y problemáticas sobre los que deberá intervenir profesionalmente. A nivel metodológico y vivencial, pues al recorrer la ciudad y la calle, por un lado, el/la estudiante y futuro/a profesional se ve interpelado/a en su condición de habitante-ciudadano/a-productor/a de espacio, que reflexiona e interactúa socio-espacialmente y, por otro, se pone en práctica el potencial pedagógico del caminar y recorrer la ciudad, facilitando el descubrimiento de otras realidades urbanas y la aplicación o contrastación de los conocimientos adquiridos en aula al respecto. En tal este sentido, el caminar reflexivo e interactivo por la ciudad deviene no una opción sino una condición para la práctica académica y profesional urbanística.


[1]Gehl, Jan, en Jan Gehl: “Una ciudad viva siempre está en construcción”, entrevista en El Pais semanal. 14 septiembre 2014 https://elpais.com/elpais/2016/09/14/eps/1473804328_147380.html

BIBLIOGRAFÍA

  • Careri, F. (2014). Walkscapes: el andar como práctica estética. Editorial Gustavo Gili.
  • Careri, F. (2016). Pasear, detenerse. Editorial Gustavo Gili.
  • Carmona, S. J., & Useros, A. (Eds.). (2016). El paseo de Jane: tejiendo redes a pie de calle. Modernito Books.
  • Colectivo FANZINEDERIVA, Palacios, P, Ospina, A., 2017. FANZINEDERIVA- La calle como fanzine.  En Mapear no es habitar. IV Encuentro Iberoamericano de Arte, Trabajo y Economía 2016 Editorial: FLACSO, Año: 2017, ISBN: 978-9978-67-481-9 pp 158-183 
  • Debord, Guy. (1958) Teoría De La Deriva (1958) Internacional situacionista, vol. I: La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999.
  • Gehl, Jan, en Jan Gehl: “Una ciudad viva siempre está en construcción”, entrevista en El Pais semanal. 14 septiembre 2014 https://elpais.com/elpais/2016/09/14/eps/1473804328_147380.html
  • Jacobs, J., & Abad, Á. (1973). Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid: Península. 
  • Torrecilla P., Elia (2016) “Un desplazamiento virtual y visual al espacio híbrido a través de la figura del flaneur” AusArt 4(1): pp-pp.165-174 DOI: 10.1387/ausart.16696 

Bitácora:

urbanos1p1.wordpress.com/blog/

https://uceedu-my.sharepoint.com/:p:/g/personal/pcpalacios_uce_edu_ec/EQ5XduLaq01Pm-eYUxU6DeMBQ1Ej3ov5znTtuD4uowGqHw?e=8KbeBp

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Hacia la reapropiación del espacio público

Nociones sobre el espacio público

Una primera y espontánea aproximación a lo que es el espacio público, hace que pensemos en aquellos de carácter material, abiertos, de fácil reconocimiento visual y acceso masivo relativamente libre. Así nos encontramos con una primera tipología física: calles, plazas, arquitectura monumental, parques, estadios, escalinatas, fuentes de agua, puentes, etc. Estos tipos materiales de espacios públicos, varían de acuerdo a las necesidades y posibilidades de cada sociedad, cultura, momento y al respectivo entorno físico-ambiental en el que se asientan. 

De igual forma, es posible establecer con relativa facilidad los usos más frecuentes del espacio público: encuentro, intercambio, esparcimiento, contemplación, comunidad, interacción, tránsito vehicular o humano, parqueo, comercio, turismo, desfiles, eventos festivos, movilización social, procesiones religiosas, etc. Estos usos muchas veces se corresponden con las funciones para las que se planificaron los espacios públicos, entre otras: centralidad, organización, identidad, conectividad o articulación, circulación, control, distensión, reunión ciudadana, en todo caso, una función social.  De lo anterior se colige que también las funciones de dichos espacios varían de acuerdo a la sociedad, cultura y al momento histórico-político. Por ejemplo, la plaza que antes fue el centro de la vida ciudadana de un determinado lugar, en otro momento se convierte en área comercial, en vitrina para el turista, en parqueadero, cancha, es cercada o ya no se usa. A veces, al cambio físico y de función del espacio público le acompaña inclusive un cambio de nombre. 

Por tanto, se diría que la sustancia del espacio público va más allá de su materialidad, implica dinamismo, temporalidad, transformación, simbolismo, etc. y que su característica principal se refiere al cómo se produce[1]y se lo usa, al impacto que ejerce y al sentido que cobra para una determinada sociedad, todo lo cual requiere ser tomado en cuenta al momento de intentar crear un nuevo espacio público o intervenir en el ya existente. 

Entre las problemáticas relacionadas con el espacio público destacamos, que es allí donde se expresan contradicciones sociales y políticas pues, por un lado, se lo asume como espacio de fácil acceso y apropiación democrática e igualitaria, espacio de encuentro y libertad, espacio de construcción o reafirmación identitaria y cultural, aunque también se lo asume como espacio neutro, favorable al anonimato, a la distensión y mediación, para finalmente considerarlo como el espacio de todos y a la vez de nadie, con las consecuentes implicaciones materiales, culturales y políticas de dicha consideración.  

Por otro lado, se reconoce que el espacio público es donde se evidencia y reproduce el conflicto, la violencia, la segregación, la inseguridad y el miedo. Es un espacio de control y aunque está regido por el estado local o nacional, es un espacio de tradicional apropiación por parte de sectores de poder como el propio estado, desarrolladores urbanos, sector automotor, comerciantes, etc. Es mas difícil y compleja la apropiación del espacio público, diferente a la de carácter festivo o deportivo, por parte de otros sectores como son las organizaciones ciudadanas o sociales como los sin techo, ocupas, ambientalistas, minorías. La presión por transformar el espacio público en mercancía es factor determinante de su producción o de su paulatina desaparición. En todo caso, el espacio público es donde se expresa y/o camufla la convivencia ciudadana, es el espacio cívico, esencialmente político, en permanente disputa de sentidos.

Otra situación palpable en la mayoría de nuestras ciudades es la crisis general del espacio público por insuficiente o deteriorado y, por la deficiente función social que cumple debido no sólo al poco interés o al mal manejo técnico-político del mismo por parte de sus encargados, sino inclusive, a causas originadas a nivel ciudadano.  Es común que la ciudadanía de a pie, más allá de ejercer su derecho a usar y disfrutar del espacio público, pocas veces asume el deber de cuidarlo, mantenerlo o mejorarlo. Es más, lo subvalora, maltrata, descuida y abusa de él. 

En todo caso, nunca como hoy y a nivel global, han surgido corrientes de reapropiación, intervención y reinvención del espacio público, desde sus dimensiones más políticas, por masivas y contestatarias[2], pero también como propuestas estéticas, simbólicas y socio-culturales, que evidencian que lo que realmente está en juego es la necesidad y permanente producción-apropiación social del espacio público, como un derecho y ejercicio de ciudadanía en estricto sentido. En este contexto in-surge también la noción de espacio público como bien común[3]con potencialidades contestatarias a ser desarrolladas en el proceso mismo de re-apropiación. 

Entre la intervención y la re-apropiación del espacio público

Si el espacio en general, llámese ciudad, territorio, espacio público, etc. es una construcción social, se asume que los actores intervinientes son múltiples. De hecho, actores diversos ya lo han asumido y producido desde sus diferentes circunstancias, como lo ilustra la siguiente Declaración Política del Foro Social Urbano Alternativo y Popular (2014, Medellín-Colombia) bajo la consigna ¡Construyamos ciudades para la vida digna!, que dice: Convocamos a todas y todos a disputar el territorio urbano que nos merecemos, a empezar ahora mismo la realización de un proyecto de ciudad fundamentado en la redistribución de la riqueza, los derechos humanos, medioambientales y de los bienes comunes, y la responsabilidad de los habitantes de ser constructores y gobernadores reconocidos de los territorios, no meros clientes–usuarios. Adicionalmente, tal declaración demuestra la capacidad politizadora de actores y procesos que genera el espacio y constata fehacientemente que es el derecho a la ciudad el que está en disputa. 

Sin embargo, dado el ámbito universitario para el que escribimos, aquí nos referiremos a lo que como profesionales, técnicos/as, docentes, alumnos/as, habitantes y, sobre todo, ciudadanos/as podemos hacer respecto al espacio público.

Resulta fundamental reconocer que históricamente, en la enseñanza de la arquitectura y el urbanismo, se ha dado poco tratamiento al espacio público, quizá porque se lo asumía como el espacio “no construido” o como el que difícilmente podríamos llegar a construir si no se está inmerso en la institucionalidad tradicionalmente encargada de hacerlo, o si no se trabaja para quienes tienen el poder de incidir en él.  El hecho es que se ha constatado escaso interés, comprensión y debate en torno al impacto social y cultural, material, psicológico y político de las intervenciones físicas, arquitectónicas y urbanísticas, por parte de este sector, lo que a la postre ha marcado la imagen y calidad del espacio público y el consecuente déficit técnico y estético del mismo. Inclusive en la producción arquitectónica individual, se nota muy poco manejo del entorno circundante de tal o cual obra u objeto construido. Con frecuencia edificaciones contiguas son tan dispares visualmente que en lugar de fomentar entendimientos o congruencias, agreden. En todo caso justo es reconocer que la mayor parte del parque habitacional ecuatoriano es producido sin intervención profesional ni observando la normativa correspondiente. 

También es preciso reconocer que este es un momento que no solo nos exige nuevas actitudes y capacidades, sino que nos brinda oportunidades de intervención en el espacio público. En tal sentido, se vuelve indispensable el auto y mutuo reconocimiento de la condición ciudadana, es decir, de los deberes y derechos que le asisten tanto al sujeto como al colectivo social involucrado.  Y, de manera complementaria, se requiere el logro de consensos entre los actores-constructores del espacio público, especialmente los afectados directamente por ello y así evitar o minimizar resistencias a la intervención.

Desde un plano más técnico, se requiere identificar problemas y puntos críticos del espacio público, al igual que aquellos generadores de cohesión social, especialmente los creados espontáneamente por el colectivo social, con el objeto ulterior de potenciarlos. Las propuestas que se desarrollen requieren abordar múltiples dimensiones como son la físico-territorial, social, económica, política y cultural del espacio público, sin dejar de lado la percepción y experiencia ciudadana al respecto. 

Tales propuestas y diseños, así como el proceso de implementación de la obra, requieren la aplicación de métodos y técnicas multidisciplinarias y sobre todo participativas, no solo para evitar posibles resistencias, sino porque a través de ellas se generan dinámicas de entendimiento entre actores y de apropiación tanto del proceso como del producto final, con lo cual se garantiza una consecuente y satisfactoria producción social del espacio, una potencial redistribución social de los beneficios que el espacio público conlleva  y el fortalecimiento de ciudadanías. La universidad tiene un rol fundamental en ello.

En nuestro contexto es de absoluta necesidad el recuperar formas ancestrales y comunitarias de uso, ocupación, apropiación y gestión del espacio público e inclusive sus formas de implantación en el territorio, no necesariamente para reproducirlas en la actualidad, sino para que una vez conocidas sus connotaciones y potencialidades, aplicarlas a la construcción de espacios públicos contemporáneos generadores de igualdad e identidad.  La propiedad y gestión comunal del espacio que aún persiste y resiste en nuestro territorio urbano y rural, es contestataria frente el monopolio, a la apropiación privada y al despojo de tierras, viviendas, espacio público y bienes comunes que experimentamos en nuestras ciudades,  a la vez que es fuente de inspiración de las corrientes ciudadanas empeñadas en hacer prevalecer el valor de uso frente al valor de cambio del territorio en general. 

Las alternativas no son nuevas ni escasas. En varias ciudades del mundo se ha intentado cristalizar en el espacio concreto los objetivos políticos de cambio, democratización, redistribución e inclusión. Se diseñan espacios para el diálogo o ágoras, se modelan ciudades educadoras con múltiples objetos y espacios interactivos, se producen acuerdos de ocupación de espacios baldíos para la agricultura urbana de subsistencia. Se crean ambientes inclusivos y se eliminan obstáculos en los espacios públicos para promover el uso y apropiación de los mismos por parte de personas con discapacidad. Se generan ciudades seguras o amigables para poblaciones en riesgo. Se reciclan los espacios y los materiales desde una perspectiva ambientalista y comunitaria. Se aplican incentivos a quienes cuidan y mejoran el espacio público. Se planifica el territorio para la igualdad. Se re-crean y re-inventan espacios desde perspectivas artísticas o desde aquellas simple y/o profundamente ciudadanas.

En conclusión, el horizonte de posibilidades de construcción y reapropiación del espacio público es infinito. El carácter de la intervención trasciende la materialidad del espacio y el diseño, y siempre es más político que técnico. Sin embargo, lo precioso o delicado de lo que está en juego en el espacio público, exige de los profesionales mayor rigurosidad técnica, calidad estética, sensibilidad social y compromiso político, es decir, un tratamiento multidimensional, multidisciplinario y necesariamente apegado al interés social.


[1]Entre los principales autores y textos que debaten y desarrollan conceptos en torno a la producción social del espacio se encuentra: Lefevre, H. (2013).La Producción del Espacio. Madrid. Capitán Swing Libros, Colección Ensayo, 2da. Edición. ISBN: 978-84-941690-5-2. 

[2]Uso político de espacios públicos como calles y plazas en ciudades del Ecuador y de todo el mundo. Ocupación de plazas en España por el movimiento de Indignados 15-M (2011), Occupy Wall Street, Nueva York-USA (2011), plaza Sintagma en Atenas-Grecia (2011), parque Taksim Gezi en Estambul-Turquía (2013), entre las mas renombradas del último lustro.

[3]  Debates y aproximaciones conceptuales en este sentido son propuestas, por ejemplo, en el texto de: Subirats, J. (s,f) Explorando el espacio público como bien común. IGOP-Universidad Autónoma de Barcelona. Recuperado de: http://igop.uab.cat/wp-content/uploads/2014/04/Explorando-el-espacio-público-como-bien-común.pdf