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Kléver Vásquez

Fragmentos de ciudad 

      El curso del 7mo semestre de taller de proyectos, cuando ya se pudo salir a las calles después de la emergencia sanitaria, empezó a volver a habitar la ciudad. Lo que se revisará a continuación se centró únicamente en aquella parte de los ejercicios en que los estudiantes buscaron recorrer y reconocer la ciudad donde habitan.

El principal instrumento de recorrido y reconocimiento fue la mirada, pero se trató de una mirada condicionada; con intención. Una mirada cargada de imágenes que, a manera de referentes, acompañaron el recorrido, por tanto se trató de una mirada que distingue y clasifica, que compara y relaciona, es decir, una mirada reflexiva. Con ella, en la ciudad, se reconocieron algunos espacios urbanos y edificaciones que surgieron por la comparación con el referente, el mismo que se extrajo del libro “Ciudad Collage” de Colin Rowe y Fred Koetter. De ese libro se utilizó su apartado de cierre, aquel en el que los autores colocan imágenes con fragmentos de ciudades y edificios emblemáticos y que llaman convenientemente “Excursus”, con el que, en vez de cerrar o concluir los capítulos del libro abren nuevas puertas llenas de interrogantes.

La clasificación urbana de los lugares que se encuentran en el excursos de Ciudad Collage es la siguiente: “calles memorables” como la Quinta Avenida de Nueva York; “estabilizadores” como la Place des Vosges en Paris; “piezas de serie interminables” como la extensión del Porticus Aemilia en Roma; “espléndidas terrazas públicas” como la Pizzale Michelangelo en Florencia; “edificios ambiguos y compuestos” como Hofburg en Viena; “instrumentos productores de nostalgia” como la pirámide de Caius Cestius y “el jardín” como Château de los obispos de Langres.

En cuanto a las “calles memorables”, quizá, se trató del objeto urbano más común y el más fácil de identificar pues, todos los estudiantes encontraron una calle con características de “memorable” en las ciudades que habitan. Incluso aquellos pueblos o ciudades pequeñas presentan en su configuración una calle que lo amarra todo, quizá porque muchos de ellos se formaron, precisamente por ese camino, ya que, imaginamos al caminante que, antes de establecerse, definió en su recorrido y con sus pasos aquel camino que luego se convertiría en calle.

Jonathan Aizaga

Algunos de los objetos urbanos más difícil de encontrar en nuestras ciudades fueron los llamados “estabilizadores”. Aquellos objetos en la ciudad cuya geometría perfecta resulta notoria en el tejido urbano. Ese contraste entre geometría regular y tejido orgánico resulta más evidente en las ciudades europeas donde se impuso un trazado geométrico y regular de una época determinada sobre su irregular y medieval trazado orgánico. En nuestro medio también, esa geometría libre e irregular, propia de la ciudad lenta antes que de la planificada, puede encontrarse en las ciudades informales. Sin embargo, además del contraste entre geometrías y tejidos, la escala y el tamaño también pueden provocar dicho efecto, pues, cualquier edificación a escala urbana cuya geometría resulte notoria podría funcionar como “estabilizador”. Así mismo, una geometría singular de cualquier edificio a escala urbana provocaría el mismo efecto si se contrasta con el trazado vial ortogonal de la mayoría de nuestras ciudades.

Jonathan Aizaga

Para las “piezas en serie potencialmente interminables” los estudiantes recurrieron a ejemplos arquitectónicos con cierta presencia urbana. Quizá esta categoría también fue fácil de encontrar pues, los elementos arquitectónicos y urbanos suelen repetirse por cuestiones prácticas y económicas. Estas repeticiones adquieren presencia rítmica alterna o continua y responden a la eficiencia constructiva y estructural requerida. De ahí que piezas en serie pueden encontrarse tanto a escala arquitectónica como urbana.

Freddy Jami
Alejandra Iza

En cuanto a las “espléndidas terrazas públicas”, cuyos ejemplos en el libro funcionan como remates o bordes de ciudad que se proyectan al paisaje o al mar. Son miradores públicos que al igual que un balcón en una casa buscan mirar desde lo alto. Se trata de terrazas y balcones públicos a escala urbana o, mejor dicho, a escala de paisaje. No todas las ciudades donde viven los estudiantes poseían terrazas de ese tipo. Pero, algunas de ellas, condicionadas por la topografía, presentan morfologías que revelan visuales generosas, sobre todo, las ciudades andinas donde existen miradores y plazas que trepan pendientes empinadas permitiendo mirar desde lo alto la ciudad y el paisaje.

Jónathan Aizaga

Los objetos urbanos más difíciles de encontrar fueron los “edificios ambiguos y compuestos”. Estos se presentan en el libro como grandes edificios que en su configuración determinan espacios urbanos. Son edificios que no pueden ser identificados en su unidad, pues, parecen la agregación de varios edificios a través del tiempo, es decir que, no pueden ser apreciados totalmente desde la calle y por ello, no es casual que las imágenes mostradas en el libro no se trate de vistas frontales o fachadas, sino de plantas o vistas superiores del fragmento de ciudad donde se encuentra el edificio. Esta información del edificio sólo puede obtenerse en ciudades donde existen archivos y extensa información planimétrica sobre lo edificado, aspecto que carecen nuestras ciudades. Sin embargo, los trabajos estudiantiles muestran edificaciones con esas características, sobre todo, en el centro histórico, donde algunos edificios poseen levantamiento planimétrico y donde puede observarse cómo lentamente han ido creciendo o configurando ciudad como, por ejemplo, los conventos que ocupan manzanas enteras.

Jonathan Aizaga

Uno de los objetos que, a diferencia del anterior, no pueden ser asimilados desde la vista en planta o implantación sino siempre en el plano vertical de la imagen son los llamados “instrumentos productores de nostalgia”. Se trata de objetos urbanos que evocan acontecimientos del pasado y, por tanto, activan la memoria, es así que son las imágenes o los recuerdos quienes llenan su contenido. Estos objetos fueron testigos presentes de hechos significativos para un colectivo o individuo. El volver a ellos o mantenerlos vivos significa honrar aquellos hechos pasados que marcaron algún aspecto de la historia colectiva de quienes habitan esos lugares. No se trata de objetos que pertenezcan únicamente a la ciudad; cualquier poblado o pequeño asentamiento tiene un pasado cuyo significado será recordado una y otra vez por medio de la permanencia material del objeto o monumento existente. Son para la ciudad como aquellas viejas fotos familiares que nos recuerdan quienes fuimos y, por ende, quienes somos.

Alejandra Iza

El último de los objetos buscados fue “el jardín” que, en el libro de Koetter y Rowe se muestra como aquella extensión de naturaleza domesticada por la más perfecta geometría, como ciudad modelo en franca crítica a la ciudad habitada. Se trata de los edificados jardines de castillos y palacios, tan inmensos que sólo pueden ser comparados con parques urbanos en nuestro medio, y es precisamente en los parques de nuestras ciudades donde los estudiantes encuentran ciertas similitudes, aunque las mismas, se vuelvan obvias por la vegetación antes que por la geometría. 

Jonathan Aizaga

Estas categorías e imágenes del libro, además de funcionar como referentes, sirvieron para cuestionarnos sobre nuestras ciudades. ¿Puede compararse Quito con Roma? Más allá de las distancias físicas, históricas, culturales, etc. ¿puede haber algo que las relacione espacialmente, materialmente, formalmente? Muchas de las categorías extraídas del “Excursus” determinan cuándo un centro poblado llega a denominarse ciudad, estas definen la cualidad de la misma más allá del número de edificaciones que presente y por tanto, pueden llegar a hablarnos de aquello que identifica a una ciudad.

Por supuesto que las cualidades que distinguen una ciudad de otra son diferentes y hasta pueden llegar a ser opuestas, más aún tratándose de una ciudad andina como Quito con respecto a cualquier otra ciudad europea; pero, es relacionando esos casos antagónicos donde se pueden encontrar -precisamente por el descarte de sus diferencias- aquellos aspectos esenciales que hacen que un centro poblado -desde su configuración espacial- pueda llamarse ciudad. De ahí que el ejercicio comparativo no pretendió nunca utilizar el referente como medida o resultado a ser alcanzado pues, consideramos que ninguna ciudad -más allá de la obvia imposibilidad- deba pretender parecerse a otra.

Los lugares encontrados por los estudiantes ocupan una ubicación específica en las distintas ciudades y, por tanto, no podríamos hablar estrictamente de recorrido sino, más bien, de mapa, haciendo alusión a la diferencia esencial entre mapa y recorrido; es decir que, al observar los lugares encontrados podemos conocer su ubicación, pero no podemos saber del recorrido desarrollado que permitió llegar a ellos. Muchos estudiantes, al trabajar en la misma ciudad, coinciden en algunos de los lugares encontrados, pero cada uno de ellos llegó allí de distinta manera (incluso utilizando el google maps). Se trata entonces de fragmentos de ciudad y como fragmentos, sin conexión evidente entre sí, como los recortes fortuitos de un collage cuyo sentido depende de quien observa el conjunto, en eso se fundamenta precisamente la noción de lo urbano en la ciudad, aquello siempre en constante cambio y construcción, lo múltiple antes que lo unitario, sin guion ni sentido aparentes, parecido a aquellos films de los años 20 donde las imágenes de la ciudad se montan sin pretendido orden, sin protagonistas ni trama, donde las dinámicas de la ciudad se muestran aleatorias y fortuitas, sin hilo conductor más que el ritmo propio de las actividades en la calle conformando lo que, en aquel entonces, se dio en llamar “sinfonías urbanas”. Es así que, sólo el recorrido experimentado por el estudiante conecta los fragmentos descubiertos, armando un conjunto de lugares pertenecientes a la misma ciudad y, por tanto, otorgándole la apariencia de unidad. De ahí que, una misma ciudad, es múltiple, porque depende del sentido que le otorga cada individuo que la experimenta y, nadie puede experimentar la totalidad sino, solamente el fragmento. 

Bibliografía:

De Certeau, Michel. 2007. La invención de lo cotidiano. México, Iteso.

Rowe, Collin y Koetter, Fred. 1981. Ciudad Collage. Barcelona, GG.

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estudiantes

La delgada línea entre el signo y la función

Por: Ximena Santelices

“Si funciona, es bello”

 Juan Carlos Baumgartner

La eterna discusión entre el signo y la función pragmática en la arquitectura parece reconciliarse y fundirse el uno con el otro en el Hotel Quito. Los rezagos de la arquitectura moderna han dejado la disyuntiva de que la función es más importante que el signo. Pero ¿puede un espacio tan tipológico como lo es un hotel, desligarse del signo? Si a la final un espacio de este nivel puede ser comprendido de mejor manera por el  interlocutor si es que existen símbolos propios del constructo histórico y social que ayuden a interpretar los espacios.

El proceso de comprensión para las personas, tanto en la arquitectura, como en cualquier aspecto, es el mismo. Consiste en la recepción de un mensaje emitido, que posteriormente será abstraído mediante la interpretación de símbolos (o códigos) que identificamos con base en la experiencia personal, contexto cultural, histórico y social por el que estamos presididos. William Morris nos dice que la pragmática forma parte del signo, pues estudia los efectos que tienen los signos sobre sus destinatarios y la utilización que hacen de ellos. (Escobedo, 2011).

Esto parece tan evidente para las personas, sin embargo, hay quienes afirman que la función siempre debe anteceder al signo, como es el caso de Sullivan: “La forma sigue a la función”. Esta frase se convirtió en un mandamiento de la arquitectura moderna, que sugería que se debía dejar de lado el simbolismo en la arquitectura para que esta sea igual en todo el mundo y  unificarla. Por el contrario, Luis Barragán defiende el signo al decir que una puerta no es solo una puerta: 

 “Las puertas significan el paso de una dimensión a otra, y como tal, debe marcar ese paso, es un signo que debe tratarse en su trascendencia y conservar su esencia simbólica” (Bürdek, Bernhard, 1994).

Sería un error de concepto superponer la una a la otra porque los espacios, finalmente, solo cobran sentido cuando alguien los utiliza, y las personas somos profundamente simbólicas. Los seres humanos le damos significado al espacio. Y dialécticamente, el espacio nos condiciona.

Incluso un mural que es la representación más fiel del simbolismo en la arquitectura puede aportar a la función en cuanto a la compresión de un espacio, como es el mural de Jaime Andrade en el salón principal del Hotel Quito. Pues contribuye al mensaje de que este es un espacio primordial. Igualmente la escalera helicoidal que enmarca y jerarquiza el vestíbulo del hotel, espacio que desemboca en el auditorio donde se llevó a cabo la Conferencia Interamericana de Cancilleres para la que fue creada el hotel. Las doce arquerías a doble altura de hormigón armado de los salones principales son una interpretación de las arquerías del centro histórico de Quito. (Docomomo, 2020). Este funciona como un recurso para vincular al individuo con cultura, además de otorgar al espacio mayor iluminación y asoleamiento durante el día, características puramente funcionales. La paraboloide hiperbólica, que es la visera de acceso al hotel, transmite la bonanza económica que atravesaba el país en la década de los 60 sugiriendo el cambio de época y de idiosincrasia que estaba surgiendo. Este pomposo elemento que funciona como recibidor y a la vez como remate del hotel, solo podía dar un mensaje, que la manera de acceder al hotel debía ser igual de pomposa que este, en automóvil directo al hotel. De este espacio se abstrae la idea de que la nueva relación de la ciudad con la arquitectura era mediante el automóvil.

El Hotel Quito fue concebido de esta manera. A partir de símbolos que aportan a la significación de la función. Tomando las palabras de Umberto Eco:

“Es importante no tomar la función y el signo de manera jerárquica, una no es más importante que la otra, es el valor comunicativo, intencional o simbólico que se otorga a cada categoría lo que interesa”. (Eco, 1973)

Teniendo presente eso, se reconoce lo relacionadas que están la función y el signo en la arquitectura, en este caso, en el Hotel Quito. Cada elemento arquitectónico del hotel, además de ser funcional, se concilia con un simbolismo que da cuenta del contexto temporal y cultural que lo preside. Ambos conceptos se conjugan y envían un mensaje más claro en los espacios del hotel, significándolos  desde su época y tradición, permitiendo que el individuo pueda identificarse con el espacio y en consecuencia, comprenderlo mejor.

La arquitectura finalmente sí encuentra un valor intrínseco entre el signo y la función. Es importante interpretar correctamente los signos de nuestra época y cultura para poder combinar ambos y dejar de lado el excesivo apego por la función pura que existe desde la arquitectura moderna.

Bibliografía

Docomomo, C. d. (2020). Hotel Quito Docomomo. En C. d. Docomomo, Hotel Quito Docomomo (pág. 2). CAE.

Eco, U. (1973). La Función y el Signo en la Arquitectura. En U. Eco, La Función y el Signo en la Arquitectura (pág. 10). Lafebre.

Escobedo, M. I. (2011). Semiótica y Arquitectura. En M. I. Escobedo, Lo que al usuario significa (pág. 18). Quivera .

Cosío, Luis Gonzáles. «Semiótica de la Arquitectura Función y Signo.» En Semiótica de la Arquitectura Función y Signo, de Luis Gonzáles Cosío, 15. México: ITESCO, 2001. 

Eco, Umberto. «La función y el signo en la Arquitectura.» De Umberto Eco, 30. s.f. 

Luzuriaga, Mauricio. revista uazuay . 2014. http://revistas.uazuay.edu.ec/html/revistas/DAYA/08/articulo13/uazuay_el_paraboloide_ hiperbolico_de_concreto_armado_en_el_ecuador.html.

Verónica Rosero, Enríque Ferreras. Ciudad compacta, ciudad dispersa. s.f. https://www.researchgate.net/publication/334759110_Ciudad_compacta_ciudad_dispersa _Lenguaje_y_manipulacion_en_la_comunicacion_grafica_arquitectonica_comercial. 

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estudiantes Marco Salazar Valle

Sobre el dilema de la transparencia y el diagrama: El caso de la Torre de Oficinas en Zhengzhou de Christian Kerez

Por: Génesis Sivinta, 8vo semestre

La Torre de Oficinas en Zhengzhou, corresponde a un proyecto que no ha sido construido pero que fue planeado para la ciudad que lleva el mismo nombre, en el centro de China. Consiste en una torre de oficinas de treinta plantas cuyo discurso aborda la búsqueda de un espacio corporativo que inspire la creatividad y las nuevas formas “alternativas” de pensamiento a partir de la flexibilidad de sus plantas, y forma parte de uno de los proyectos que fueron diseñados para el Masterplan de Kisho Kurokawa.  

La propuesta ofrece que cada uno de los niveles sea diferente del otro con la finalidad de brindarle al usuario una vista panorámica particular hacia cualquier dirección desde cualquier punto del proyecto, introduciendo la transparencia y la posibilidad de aislar ciertas regiones específicas del edificio, logrando así una configuración que centra los núcleos de espacios servidores y que convierte a la fachada en un límite paradójicamente invisible donde la ambigüedad generada a partir de lo que Colin Rowe ha denominado como “transparencia literal” ha sido motivo de reflexión en vista de que la forma arquitectónica desaparece precisamente por la extensión ilimitada de la materialidad. Por ende, la comunicación visual que se pretende alcanzar a través del plano de separación queda planteada como un anhelo de invisibilidad ante el límite. Y es así como el espacio puede resultar en una ambivalencia, pues para quienes observan, desde el espacio interior hacia los objetos del mundo exterior, supone un estado de “exposición” ante el mundo, pero al mismo tiempo, no existe posibilidad alguna de alcanzar otra relación que no sea estrictamente visual.  

Imagen 1. Planta baja de la Torre de Zhengzhou. Fuente: ArquitecturaViva. Recuperado de: Revista CROQUIS 182.

Desde el punto de vista constructivo, la torre se compone de un gran número de tubos y tensores de acero visto y rellenos de hormigón con diferentes inclinaciones y direcciones que estabilizan en conjunto al edificio en todas las direcciones. Al contrario de la monotonía estructural que caracteriza habitualmente a los espacios genéricos, el edificio presenta hacia la planta baja una relación de enfrentamiento entre los elementos estructurales y el espacio público, percibiendo en el límite de esta relación, la tensión entre las soluciones convencionales de resolución de espacios y el planteamiento de nuevas posibilidades como respuestas arquitectónicas que pueden resultar atípicas. Se puede entender como un juego entre estructura y transparencia, donde la estructura invade el espacio público y en ese sentido se convierte en una lógica a la que no se está acostumbrado. Ya hacia los demás niveles, el discurso del autor habla de una “Planta de oficina paisaje” que propone la búsqueda de inclusión de la naturaleza sobre la configuración organizacional del espacio en planta.

Para extender la comprensión de las lógicas que plantea Kerez, existen otras obras relevantes que pueden catalogarse como precursoras que comparten la temática de la transparencia, pero que la abordan con un enfoques semejantes y diferentes al mismo tiempo. Como un ejemplo de esto, se encuentra el Seagram de Mies Van Der Rohe, cuyo paradigma por la solución transparente también sigue la lógica de sintetizar los espacios de servicios hacia el centro y la idea de liberar el perímetro como una estrategia compositiva, además de que como objeto, la manera en la que el edificio se asienta en la ciudad con su gran plaza representó una prueba de fuego de lo que un espacio abierto puede ser en la ciudad, a pesar de encontrarse en un contexto completamente distinto al proyecto de Kerez.

Imagen 2. Planta paisaje y Planta nivel 26 de la Torre de Zhengzhou. Fuente: ArquitecturaViva. Recuperado de: Revista CROQUIS 182.

Ahora bien, respecto del propósito de la torre, de mantener contacto e inclusión de lo exterior, puede ser asociado con criterios de organización que tienen que ver con la “Non Stop City” de Archizoom de 1970. Un diseño donde la arquitectura no se encuentra en el paisaje, sino que la arquitectura es, en sí misma, el propio paisaje. (Granados 2019). Kerez trata de acoger la idea de exploración de nuevos planteamientos que generen impacto en la ciudad sin la necesidad de perder la conexión entre lo que está afuera o cuestionando en realidad ¿qué es lo que está afuera y cómo afecta a las lógicas interiores? Sin embargo, al realizar un análisis de la composición de las demás plantas altas propuestas por Kerez, el resultado termina siendo geométrica y organizacionalmente nada más que diagramas que persiguen lógicas convencionales de edificios comunes, lo que lleva a cuestionar si en realidad el profesional es coherente con sus propios planteamientos desde el discurso o si el nivel de discurso valida ciertas prácticas innecesarias. Es entonces que desde esta perspectiva es posible afirmar que un arquitecto puede sobreponer un discurso por sobre la obra que está diseñando para intentar convertirla así en un objeto más valioso.

Imagen 3. Torre de Zhengzhou vista desde el exterior en un ambiente nocturno. Fuente: ArquitecturaViva. Recuperado de: https://arquitecturaviva.com/obras/torre-de-oficinas-en-zhengzhou  

Desde el enfoque del soporte del edificio, otra de las relaciones interesantes que plantea la Torre, tiene que ver con criterios de arbitrariedad de los elementos estructurales, mismos criterios que se comparten de forma parcial con la Mediateca de Sendai de Toyo Ito, ya que en ambos proyectos pareciera a simple que la estructura de acero que sostienen el edificio no sigue un orden específico, sin embargo, en la Mediateca es evidente la incorporación de aspectos racionales en el proceso de diseño y por ende, que el diagrama compositivo parte de lógicas previas que funcionaron en el pasado. La Mediateca y la Torre al cuestionar dichos métodos, logran romper con el esquema típico de una malla de columnas sistematizada, pero la gran diferencia es que la Mediateca propone una optimización del uso de la estructura para convertirse en soporte y núcleos circulatorios a la vez, mientras que, la Torre, solo evidencia una exploración distinta de ubicación de columnas y demás recursos estructurales lógicamente sin demeritar el uso de un cálculo complejo y exhaustivo.

Si bien es cierto, desde el exterior se alcanza a divisar un nivel de complejidad constructivo elevado, no obstante, el resto de la envolvente básicamente consiste en una mampostería simple, abierta, con fachadas sin cerrar a partir del protagonismo del cristal, el uso intensivo del plano de vidrio y el recurso lumínico como una estrategia en la arquitectura para delimitar al edificio. Esto con la finalidad de que la posición de la superficie traslúcida haga que los atributos de transparencia destaquen a la obra en cierto grado con un vínculo dirigido a la espectacularidad. Sin embargo, a esto hay que agregar que el uso excesivo del vidrio en la ciudad deriva en otra problemática relacionada con el impacto que éste tiene sobre el ambiente.

A partir del nacimiento del movimiento moderno también nace la “esperanza” de ampararse en las nuevas tecnologías de los materiales, en este caso el vidrio no solo se asocia como símbolo de avance sino también como símbolo de salubridad al permitir el ingreso de la luz de forma tan absoluta. Y es en esta misma necesidad excesiva de nuevos mecanismos que se cuestiona la calidad de habitabilidad que la obra puede ofrecer ya que en el proyecto se haría estrictamente necesario, estabilizar la temperatura hacia el espacio interior lo que representaría un gasto económico y de contaminación considerable.  

Muchas veces se pregona que el papel del arquitecto es el de construir espacios que respondan a determinados parámetros conceptuales, en este caso, parámetros que tienen que ver con concepciones ecológicas o de carácter ambiental. El arquitecto entonces toma como primordial una condición compositiva del uso del vidrio para lograr cumplir con estas condiciones y a la vez crear nuevos conceptos; es decir trata de liberar al edificio de ciertas cuantificaciones estructurales tradicionales como muros e introducir el uso de elementos no necesariamente nuevos en la arquitectura como los tubos de acero, pero que presentados con un orden particular hacen la diferencia.

Aún así, en este caso, si una de las pretensiones principales del autor era “crear nuevos conceptos” que tengan que ver con la transparencia a partir de la organización de los espacios en planta ¿por qué no concluye con un nuevo diagrama de organización espacial que permanezca constante en todo el edificio como la hacen otros referentes? ¿Por qué decide frenar abruptamente esta exploración y retoma, hacia las plantas altas, las mismas soluciones convencionales solo para tratar de responder a un programa específico? ¿Tendrá acaso algo que ver con los intereses corporativos a los que está destinado el edificio?

Si tal vez se trata de dar respuesta a estos cuestionamientos se puede debatir una especie de arte de “innovar por innovar”, donde es probable que la noción de dicho término para el diseño de este proyecto se encuentre visto únicamente desde una perspectiva superficial y en ese sentido la forma final de la obra lo convierte nada más que en parte de un discurso vacío, haciendo apetecible el edificio como un mero producto de consumo, un espacio en donde se pretende alcanzar la innovación, pero solo se consigue crear novedad.

Como  Moneo (2005) en su texto acerca de la arbitrariedad en la arquitectura menciona, admitir nuevas estrategias, permite aceptar que los órdenes puedan ser transformados y por qué no derivados en algún orden nuevo, asimismo tal vez lo ideal dentro de los procesos de diseño sería no ceñirse a lo que comúnmente se hace, sino entender que el aporte del arquitecto radica en cuestionar, analizar y ser objetivamente crítico del elemento arquitectónico y su aporte en diferentes soluciones de todo tipo. Puede que, a través de ello, se encuentre una nueva manera del quehacer de la profesión que funcione y que incite a la construcción de nuevas concepciones formales. Al final no se trata solo de tachar la postura del arquitecto y su discurso sino también cómo esta arquitectura construida o no respondería al estado actual de la sociedad y sus posibles catástrofes medioambientales, además de qué tan conveniente sería para la ciudad la implantación de estas cualidades “innovadoras”. Se trata de encontrar propuestas que con el trascender del tiempo acarreará en más interrogantes: ¿Qué es lo que viene después? ¿Acaso mediante estas cualidades de transparencia estamos entrando cada vez más en la era de la construcción de las antiguas utopías?

Bibliografía

Arquitectura Viva. Torre de oficinas en Zhengzhou. Editado por Editorial Arquitectura Viva SL. 2021. https://arquitecturaviva.com/obras/torre-de-oficinas-en-zhengzhou (último acceso: 20 de 08 de 2021).

Granados, Jerónimo. Arquitectura Y Empresa. 08 de 03 de 2019. https://arquitecturayempresa.es/noticia/la-ciudad-sin-arquitectura-no-stop-city-de-archizoom.

Márquez, Cecilia, y Richard Levene. «Highrise 1 en Zhengzhou.» Revista CROQUIS (IDEA BOOKS: EL CROQUIS EDITORIAL), 2015: 78-101.

Moneo, Rafael. Sobre el concepto de arbitrariedad en arquitectura. Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 2005.

Rowe, Collin, y Robert Slutzky. «Transparencia literal y fenomenal.» Basilea: Birkháser , 1955.

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Marco Salazar Valle

Hacia una Investigación Tipológica

La necesidad de abordar críticamente el análisis de edificios debería ser incuestionable como parte de la formación intelectual de arquitectos. Sin embargo, es preocupante mirar cómo en las distintas carreras de arquitectura el problema de los edificios ha dejado de ser el eje central de la formación. Es así que, por la aparente irrelevancia del estudio de la arquitectura frente a los grandes desafíos mundiales actuales (por ejemplo, la actual crisis devenida de la pandemia por COVID-19, las tensiones políticas contra regímenes neo-liberales en la región, la crisis medioambiental producto del antropoceno, etcétera), los arquitectos hayan preferido girar el timón hacia otras disciplinas. El problema radica en que, el arquitecto nunca va a tener las competencias del sociólogo para hablar de cuestiones sociales, por ejemplo, por más que la arquitectura sea un producto de y para la sociedad. ¿No será que hace falta entender, como, desde la especificidad de la profesión, estos otros ámbitos trascendentes pueden ser entendidos y/o solventados? Es decir, no será que, a partir del análisis de edificios concretos, específicos, se puede llegar a evidenciar concretamente los efectos de fenómenos globales, hasta el punto de entender cuál es el papel de la arquitectura y los discursos arquitectónicos en estos procesos.

Fig. 1 Análsis del proyecto Primary – Erika Colcha

La falta de visión crítica sobre la especificidad de la profesión es evidente cuando se vuelve un problema complejo de entender, por ejemplo, el cambio radical en las formas de pensar en y hacer arquitectura a partir de las preocupaciones de inicios del siglo XX. Una salida fácil a este problema se da enseñando la especificidad de los “estilos” arquitectónicos. El conocimiento de “estilos” genera una seguridad basada en suelo inestable, considerando que simplemente son etiquetas para nombrar periodos más o menos consistentes de producción arquitectónica. Pero si el “estilo” no es suficiente, es entonces el tipo, o el entendimiento del uso de nociones tipológicas y atipológicas en procesos de diseño lo que podría dar una pauta para el reconocimiento empírico de distintas etapas de producción arquitectónica. Es justamente esta carencia la que se evidencia en procesos de análisis crítico: el poco o nulo interés en los edificios vuelve prácticamente imposible el entenderlos desde sus rasgos evidentes, fuera de etiquetas estilísticas; o mucho peor, fuera de discursos generalistas devenidos de metodologías antojadizas proyectuales.

Fig. 2 Análisis del proyecto Different Kinds of Water Pouring into a Swimming Pool de Andrés Jaque realizado por Ronaldo Pitizaca

El reconocimiento de las divergencias tipológicas es clave para entender, por ejemplo, por qué Manfredo Tafuri atribuye a Borromini el uso de un lenguaje herético en sus obras. Fuera de la preconcepción barroca que generaliza al ámbito productivo con excesos en el uso del lenguaje clásico, el calificar como “hereje” a Borromini supone reconocer un canon siendo cuestionado desde el conocimiento específico de los instrumentos disciplinares. No es distinta la aprehensión crítica del proyecto utópico de la modernidad, llevado a cabo por el mismo Tafuri, cuando entiende que los ímpetus sociales del movimiento moderno terminaron siendo consumidos por la producción capitalista, desengañando la radicalidad del nuevo lenguaje desencantado del modernismo hacia fines totalmente opuestos. Sin embargo, es este mismo reconocimiento el que podría posibilitar, por ejemplo, que en nuestras latitudes ha sido mucho más rara la puesta en práctica de propuestas con fines sociales fuera de preconcepciones estilísticas. Pero este último aspecto, solamente es evidenciable reconociendo la especificidad tipológica de la producción local. Dicho de otra forma, podríamos preguntarnos, por qué existen prácticamente nulos intentos por generar tipologías de unidades de vivienda en altura, aisladas, con grandes corredores que comuniquen a áreas comunales (o versiones de “unite d’habitacion” lecorbusianas que recuerdan a la propuesta socialista del Narkonfim de Ginzburg). Lo que tenemos tal vez se acerca a un lenguaje estilístico, más no a versiones tipológicas que hayan asimilado localmente las nuevas tipologías de vivienda colectiva nacientes con el modernismo. Este punto que aparentemente es aislado, abre la discusión hacia la manera en cómo la arquitectura demuestra concretamente las políticas públicas ejercidas en periodos históricos, o la desatención por lo público en nuestro caso local.

Fig. 3 Érika Aguilar – Análisis del proyecto Primary – DOGMA

Es solamente este entendimiento tipológico el que podría sintonizar el ímpetu creativo producido a partir de especulaciones devenidas de un entendimiento racional de las posibilidades de la profesión, fuera de los modelos preconcebidos que promueve el mercado de ofertas y demandas. Es preocupante que los ejemplos de arquitectura de moda se consuman sin un filtro crítico, pero es igual de preocupante que el aprendizaje de la arquitectura se realice exento de referencias paradigmáticas devenidas del análisis específico de obras arquitectónicas. 

Bibliografía de la clase:

Aravena, A. (2002) El Lugar de la Arquitectura. Santiago: Universidad Católica de Chile.

Aureli, P. (2019) Acerca de la Posibilidad de una Arquitectura Absoluta. Barcelona: Puente Editores.

Benjamin, W. (2018) Iluminaciones. Bogotá: Penguin Random House

Boullée, L. (1985) Ensayo Sobre el Arte. Barcelona: Gustavo Gili.

Ciucci, G. dal Co, F. Manieri-Elia. Tafuri, M. (1975) La ciudad americana: de la guerra civil al New Deal. Barcelona: Gustavo Gili.

Eisenman, P. (2011) Diez Edificios Canónicos 1950-2000. Barcelona: Gustavo Gili.

Ito, Toyo. (2007) Arquitectura de límites difusos. Barcelona: Gustavo Gili.

Jaque, A. (2019) Mies y la gata Niebla. Barcelona: Puente Editores.

Koolhaas, R. (2004) El Delirio de Nueva York. Barcelona: Gustavo Gili.

Koolhaas, R. (2014) Acerca de la Ciudad. Barcelona: Gustavo Gili.

Loos, A. (1980) Ornamento y Delito y Otros Escritos. Barcelona: Gustavo Gili.

Martin, R. (2017) The Urban Apparatus: Mediapolitics and the city. Minnesota: University of Minnesota Press.

Nieuwenhuys, C. (2009) La nueva Babilonia. Barcelona: Gustavo Gili.

Panofsky, Erwin. (2007) La arquitectura gótica y la escolástica. Madrid: Siruela

Rowe, C. (1999) Manierismo y arquitectura moderna y otros ensayos. Barcelona: Gustavo Gili.

Tafuri, M. (1980) La Esfera y el Laberinto. Vanguardias y Arquitectura: de Piranesi a los años 70s. Barcelona: Gustavo Gili.

Tafuri, M. (1972) Teorías e Historia de la Arquitectura: hacia una nueva concepción del espacio arquitectónico. Barcelona: Laia.

Venturi, R. (2008) Complejidad y Contradicción en la Arquitectura. Barcelona: Gustavo Gili.

Vidler, A. (1996) The Architectural Uncanny: Essays in the Modern Unhomely. Cambridge: MIT

Wittkower, R. (1995) Los fundamentos de la arquitectura en la edad del humanismo. Madrid: Alianza Editorial

Walker, E. (Ed.(2010) Lo Ordinario. Barcelona: Gustavo Gili

Zizek, S. (2006) Visión de Paralaje. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica

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Marco Salazar Valle

Reclamando la necesidad de la abstracción

En julio de 2020, la alcaldía de Guayaquil inaugura la obra “Raíces de Luz eterna,” que incluía una instalación de esculturas subterráneas con figuras humanas arrumadas, visibles a través de un piso de vidrio en la acera. La intención simbólica de la obra buscaba representar literalmente, según la versión oficial, la idea de ciudadanos de Guayaquil que sostienen las raíces de un árbol replantado en el lugar en dónde un árbol había sido arrancado durante las protestas en contra del régimen de Lenín Moreno en octubre de 2019. La obra escultórica aparece en el momento en el que Guayaquil adquiere fama mundial por la cantidad aparentemente desbordada de fallecimientos producto de la pandemia por COVID-19, e inevitablemente esta obra es directamente relacionada con la idea de fosas comunes, que habitaba en el imaginario de los habitantes de Guayaquil por el posible manejo negligente de cuerpos (que, por ejemplo, hasta el día de hoy no han sido plenamente localizados). La escultura “Raíces de Luz eterna” es a la vez un monumento intencional y accidental con dos motivos distintos; un monumento al civismo en contra de la revuelta anti-sistémica, y una morbosa e inescrupulosa representación de la negligencia estatal.  Siguiendo la definición de Alois Riegl, un monumento, como el símbolo de un suceso específico de la historia, puede ser intencional cuando se ha elaborado con propósitos artísticos; sin embargo, su contenido simbólico es actualizado y apreciado contemporáneamente, necesitando dejar su especificidad artística para pasar a ser validado por su indicación histórica; es decir, pasa de ser validado subjetivamente para ser comprendido objetivamente. El monumento, según Riegl, es histórico cuando de forma no intencional adquiere una dimensión histórica. La contingencia de eventos convierte a este monumento en un indicador de un evento que no pretendía simbolizar:  un monumento accidental. Paradójicamente, el exceso figurativo da lugar a una interpretación tergiversada, que es sin embargo aparentemente más pertinente cuando emana un significado directamente relacionado con la apariencia concreta del monumento (cuerpos apilados bajo la tierra).  

Fig. 1 Raíces de Luz Eterna. Fuente: Diario Expreso

La representación de la muerte, más allá de los rituales específicos de cada cultura y religión, ha sido demostrada como una necesidad inherente del ser humano. Tan arquetípica como el refugio original, la tumba y su idea constituyen monumentos accidentales e intencionales en la historia de la humanidad. Podríamos atrevernos a pensar que, las diversas interpretaciones de la escultura “Raíces de Luz eterna” son una respuesta a la necesidad de representación de la crisis e incertidumbre de la pandemia, el clamor por un “adecuado” sepulcro frente a la continua burla gubernamental. El sentimiento de desagrado frente a la escultura por su demostración figurativa es equiparable dialécticamente (de forma radicalmente opuesta) al pasaje del ensayo “Arquitectura” de Adolf Loos, que (parafraseándolo) apunta: cuando te enfrentas a un montículo en medio de un bosque, un sentimiento de terror invade tu cuerpo porque supones que hay alguien enterrado ahí: eso es arquitectura. El sentimiento de terror provocado por las dos representaciones de la muerte responde a una necesidad subjetiva por completar la información (que inclusive en el primer caso pretende ser “abstracta”). En el primer caso, esta información se completa a partir de la representación figurativa de cuerpos apilados en una fosa común. En el segundo, un velo de misterio envuelve la idea del sepulcro, y, a pesar de no conocer la identidad ni la veracidad de la suposición de que alguien yace enterrado, el gesto racional de establecer una geometría determinada en medio de la naturaleza da cuenta de la actividad humana y la solemnidad de un acto que solamente podría ser atribuido a la muerte como merecedora de aquel monumento. Podríamos afirmar que, lo que conlleva al entendimiento subjetivo del segundo caso como el potencial acto racional que ennoblece el evento de la muerte, es un proceso de abstracción. Sin embargo, siguiendo las líneas del filósofo esloveno Slavoj Zizek en su texto “Hegel with Beckett: The Persistence of Abstraction”, el acto de abstracción no es el mero medio que separa los elementos de la realidad para el entendimiento subjetivo en la imaginación del espectador, sino que la abstracción invade y altera a la realidad concreta siendo su “poder de negatividad inherente,” es decir, el estado potencial de la materia. Consecuentemente, el sentimiento de terror que acompaña al descubrimiento de un montículo en medio de un bosque da cuenta de la muerte como la negatividad inherente tanto del espectador como del objeto representado. 

Fig. 2 Cenotafio para una empleada doméstica anónima (Félicité Barette) diseñado por Abel Cordero

Más allá del discurso arquitectónico acerca de la monumentalidad de los objetos y su trascendencia histórica en la ciudad, como lo avanzaría famosamente Aldo Rossi por ejemplo, lo que ocupa a este ensayo es una revisión del momento casi fundacional de las preocupaciones modernas del ámbito profesional de la arquitectura. Podría decirse que, Ettiene Louis Boullée, cuando elabora su idea de arquitectura como arte en el texto con el mismo nombre, confiere a la arquitectura de un aura que vaticinaba ser excomulgada del ámbito arquitectónico; es decir, el valor trascendental de la obra arquitectónica impregnada de arte en su monumentalidad y simbolismo, ya no mediado directamente como un ejercicio de poder, sino incorporado en intenciones espaciales vinculadas al sentimiento romántico de lo sublime. Boullée pone a disposición del arquitecto una nueva salida que supera al mero problema racional devenido de la pragmática ingenieril-constructiva a través del entendimiento también racional de las operaciones formales abstractas que determinan una cualidad exagerada (demostrada de forma literal). Este es el caso sobretodo de los templos de la muerte, que intentan abstraer no solamente el carácter del personaje y de la idea de tumba, sino de los sentimientos que acompañan al terror de la negatividad perpetua de la muerte. Como reconoce Zizek, lo abstracto es un estado potencial de la materia concreta de la realidad, la muerte en si es un estado abstracto, potencial de la vida, se sostiene como una posibilidad constante. Boullée da forma, siguiendo de manera literal los intentos por describir lo bello y lo sublime de Burke y Kant, a partir de un ejercicio arquitectónico a los sentimientos de la muerte. Más allá de la subjetividad operando las elecciones en el planteamiento de los cenotafios de Boullée, es el hecho de representar un estado potencial, de reducir los insumos proyectuales a los más esenciales y no figurativos, lo que termina germinando a la abstracción como el instrumento primordial de la búsqueda de trascendencia fenomenológica en la arquitectura.

Fig. 3 Cenotafio para una empleada doméstica anónima (Félicité Barette) diseñado por Richard Alcocer

De vuelta al tema inicial, la muerte se ha convertido en un lugar común, pero no (debería ser) aceptada como un transcurso intrascendente, excepto si hemos aceptado una total alienación humana. Es por esta cotidianidad, no solamente en la tragedia nacional por la pandemia, sino en eventos a nivel global de proporciones inusitadas para nuestra generación (incluidas las tragedias por protestas masivas contra el régimen antipopular en Colombia, o la imparable crecida de víctimas mortales de COVID-19 en India) que las herramientas de su representación deberían ser reevaluadas, al menos de forma crítica desde la especificidad del campo disciplinar de la arquitectura. Considerando el desinterés en un adecuado manejo público, no solo de la muerte sino también de la vida (por ejemplo, en la ausencia de políticas de vivienda pública que dignifique y vuelva justo el acceso a la vivienda fuera de la especulación sin fin del mercado inmobiliario), la arquitectura tiene la obligación ética de proveer una alternativa, dentro del límite de sus instrumentos disciplinares, de dignificación social. El evitar enfrentar el problema desde las inequidades sociales, por ejemplo, romantizando lo precario o evaluando las posibilidades de autoconstrucción con los despojos de la producción industrial, asume con responsabilidad el compromiso ético de la disciplina, reconociendo sus limitaciones y su modesto aporte a la sociedad.

Fig. 4 Cenotafio para una empleada doméstica anónima (Félicité Barette) diseñado por Micaela Zambonino

Mientras lo figurativo adquiere dimensiones tergiversadas (que tal vez coinciden plenamente con propósitos oscuros), lo abstracto abre posibilidades a radicalizar una postura crítica frente a la realidad, al demostrar que, por más pequeño que sea, puede existir un cambio factual. La modestia de la incidencia en la realidad a partir del acto constructivo, dejando los discursos de grandilocuencia de lado, abre la posibilidad para una “re-totalización violenta” de la realidad, que Zizek conceptualiza como abstracción-concreta; la re-determinación de la realidad a partir de un aspecto específico que es aislado para permitir ver con nuevos ojos a la realidad. En este caso, la especificidad de un acto tan simple como reconocer específicamente el motivo monumental del personaje al que se pretende conmemorar en un cenotafio, cambiaría violentamente al transcurso intrascendente de la muerte, por más ordinario que el personaje sea.

Fig. 5 Cenotafio para una empleada doméstica anónima (Félicité Barette) diseñado por Carlos Mazo

Bibliografía

Loos, A. Arquitectura

Boullée, E. El Arte de la Arquitectura

Riegl, A. El Culto Moderno a los Monumentos

Zizek, S. Hegel with Beckett: The Persistence of Abstraction

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Maritza Balcázar

Aproximaciones: espacio, forma y contenido

Re-interpretando a Kandinsky
Estudiante: Romel Izurieta

Según Kandinsky “la forma sin contenido no es una mano sino un guante vacío, lleno de aire”, esa necesidad interior, los sentimientos, emociones y sensaciones íntimas, decide la elección de las formas; esta manera de percibir y plasmar las creaciones, es la que nos permite hoy en día establecer la diferencia entre sus planteamientos y los generados en otros contextos; meros laboratorios de experimentación con la geometría y la abstracción, pues no son exclusivos de Kandinsky, coetáneamente se trabajaba con formas y colores, para ser aplicados en otras disciplinas, como es el caso del Constructivismo Ruso, que intentó llegar a la pureza del arte y dar cabida a través de la aplicación del diseño a las necesidades cotidianas de la gente, sin embargo, la diferencia radica en que para Kandinsky, cualquier elemento hasta el más esencial que es el punto, evoca emoción, ofrece emoción:

El punto geométrico es invisible, de modo que debe ser definido como un ente abstracto. Pensado materialmente, el punto semeja un cero. Cero que, sin embargo, oculta diversas propiedades “humanas”. Para muestra percepción este cero –el punto geométrico– está ligado a la mayor concisión. Habla, sin duda, pero con la mayor reserva. En nuestra percepción el punto es el puente esencial, único, entre la palabra y el silencio. El punto geométrico encuentra su forma material en la escritura-. Pertenece al lenguaje y significa silencio. (Kandinsky, 1995)

Desde el punto de vista meramente abstracto (geométricamente) el punto tiene forma, posee un borde que determina su aspecto exterior, es idealmente redondo y pequeño, pero puede adquirir cualquier forma, es decir el borde es fluctuante y las posibilidades formales son ilimitadas, en el momento en que se materializa, su tamaño y sus límites se vuelven relativos.

Desde el inicio de los tiempos esa necesidad de creación de formas, ha sido un hecho íntimamente ligado al progreso de la humanidad, éstos se miden en la medida y capacidad de creación de formas; seguramente las primeras formas se crearon como inmediata reacción a las necesidades del ser humano, para las cuales el entorno circundante no le brindaba los instrumentos adecuados. Si el hombre tuvo que construir un arma con una determinada forma, para cubrir su necesidad de alimentarse, o de protegerse fue porque la naturaleza no le ofrecía automáticamente ese recurso, así mismo tuvo que construir una choza, (anudar y entrelazar elementos) o una cueva (cavar en la tierra), para generar un espacio habitable, su hábitat, que le permita soportar los embates de la naturaleza; a partir de aquí el hombre se convierte en promotor, usuario y constructor, va modificando la forma de acuerdo con los sucesivos fallos, circunstancias inesperadas, o necesidades formuladas por primera vez en base a un proceso y forma de vida, a un proceso cultural.

Adición y sustracción de la masa
para generar espacios
Traslapar placas re-construir el cubo
Cubo + cubo

Proceso evolutivo de conformación espacial
Estudiante: Marco VinicioMartínez

Este proceso evolutivo de la forma, y por ende su espacio y su hábitat, es un cambio lento, anónimo, inconsciente, basado, por un lado, sobre la inmediatez de la comprobación y la solución de los fallos sectoriales y, por otro, sobre la lentitud de los cambios culturales que dan tiempo suficiente para aquella comprobación y corrección. No hay cambios tajantes, no hay invencionesdesdeceroylaformanosolosevamanteniendode acuerdoconloscontextosfísicos,sinoquelograunacoherencia propia que le convierte en la imagen visual de cada situación histórica. Es decir, responde continuamente al esquema de relaciones físicas que en cada época constituye un tipo de belleza. (Bohigas,1972)

Albert Einstein, en 1928, declaraba que hasta ese momento el concepto de espacio se relacionaba con la caja, y que las posibilidades de disposición que forman el espacio-caja son independientes del espesor de las paredes de la caja. Si reduces el espesor de las paredes a cero, el resultado de esa operación será un espacio sin caja. Se presenta entonces una concepción diferente de los limites, que no depende del encuentro de puntos, líneas y planos, para contener el espacio en la caja, se transforma la concepción delespacio.

Paradójicamente en la obra de la artista española Marisa Gonzales, podríamos encontrar reflejado un espacio sin caja, la artista desarrolló el proyecto Filipinas en Hong Kong, donde incluye una serie de fotografías y el documental Ellas, Filipinas. Las protagonistas, quienes trabajan en el servicio doméstico, y tienen derecho a disponer de un día entero de descanso semanal, pasan el domingo en sus recintos de recreo reuniéndose con las conciudadanas de su región, hablando en su dialecto, compartiendo información, jugando a las cartas, comiendo y descansando. Su actitud es el factor clave para la domesticación del espacio púbico. (Callís, 2013).

Recintos efímeros hechos con cajas de cartón
Marisa González
Fuente: https://habitar.upc.edu/2013/11/05/recintos-recreo/

La ocupación del espacio, con el simple hecho de posar los cartones en el suelo, incorpora la acción, el acontecimiento, la idea de instalarse y permanecer, aunque sea de una forma precaria en un espacio, disponer de lo mínimo para hacerlo, llevando a cabo acciones esenciales, también elegantes y gentiles. Así, instalarse en algún sitio y tomar posesión supone (más o menos en este orden) barrer y limpiar, desembalar lo imprescindible,   ordenar,   prender   la   luz,   preparar   comida, sentarse ydescansar.

Dogville. Fuente: https://laciclotimia.com/dogville-una-historia-de-terror/

Algo similar sucede en el escenario creado para la película Dogville, donde se desdibujan los límites del espacio, redescubriendo los límites de la mente humana, se reduce a mínimos los elementos que definen el espacio, como si se tratase del escenario de un teatro, el espacio toma forma y valor en base a las acciones de los individuos, a su actitud; no sólo se trata de una simplificación de los objetos, sino más bien de una simplificación de la idea de forma de habitar. Algunos actores ocupan tan eficazmente el espacio que le otorgan sentido y, si la obra lo requiere, ese espacio nos parecerá hermoso, cómodo, acogedor, alegre o confortable en su interpretación.

El espacio sin caja o el espacio-caja se debe estructurar, abrirlo, vincularlo al paisaje, proporcionar al ser humano una definición volumétrica del espacio, sin confinarlo, más bien conteniéndolo, permitiéndole adaptarse y ser flexible, finalmente es él quien le confiere sentido.

En la arquitectura se entrecruzan todas las aproximaciones a la forma, es por ello que se debe discernir entre la mezcla de significados para evitar desdibujarse de la idea de forma únicamente como el resultado estético y material, cuando se habla de forma, se habla también del espacio que contienen, que vive dentro de ella y que es tanto o más activo, que pone en movimiento la materia que lo configura, determina sus proporciones, mide y ordena sus ritmos.

Jacques Dupin, plantea que el “el vacío no es la nada, sino la matriz del espacio. No se define más que por lo que excluye o ignora”, desde este punto de vista el vacío configura el espacio y manipula la forma, ahora el espacio es un vacío que se deja capturar, en tensión, es silencio, invadido o excluido por las formas y cualificado por la luz.

Dos espacios 1 escultura: cubos + placas
Estudiante: Bryan Fabián Guerrero

Al construir con ese vacío se aprehende, se conforma, se hacen realidad los volúmenes, los objetos y el espacio que por ellos se genera, un espacio vivo bajo la luz. El vacío necesita de la forma para generar espacio. (Madrilejos & Sancho,2008)

Bajo esta consideración se entiende que el espacio es algo definido que surge de la conjugación entre el vacío y la forma, el vacío construido que concede los atributos, como esencia del entendimiento del espacio, revela, ordenada, le da proporción, ritmo, medida, armonía, escala, movimiento. Ese espacio en donde transcurre el tiempo y la vida transita otorgado sentido. Esta concepción rompe con la visión clásica de la belleza arquitectónica basada en la forma, sin este entendimiento seguir haciendo arquitectura desde la forma es caer en formalismos inútiles, o como señala Kandinsky es generar forma sin contenido.

Bibliografía

Bohigas, O. (1972). Proceso y Erótica del Diseño. Barcelona: La Gaya Ciencia.

Callís,E. (5denovimebrede2013). https://habitar.upc.edu/. Obtenido de https://habitar.upc.edu/2013/11/05/recintos-recreo/: https://habitar.upc.edu/2013/11/05/recintos-recreo/

Kandinsky, V. (1995). Punto y Línea sobre el Plano. Barcelona: Labor S.A.

Madrilejos, S., & Sancho, J. C. (2008). La Paradoja del Vacío. En A. C. Baeza, Aprendiendo a Pensar (pág. 34). Buenos Aires: Nobuko.

Monteys, X. (2012). rehabitar. Barcelona: Lampreave.

Rossi, A. (2015). La arquitectura de la ciudad . Barcelona: Gustavo Gili.

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Jorge Coronel Chávez

Diseño arquitectónico I

El sílabo del Taller Integrado de Diseño Arquitectónico I está compuesto por cuatro unidades: 1) Sistema y proceso, 2) Estructura, forma y espacio, 3) Organizaciones espaciales y 4) Proyecto arquitectónico.  Los objetivos propuestos para cada una de las unidades son los siguientes: 

  1. Sistema y proceso: Estructurar el método y la metodología para el diseño de objetos arquitectónicos respaldado en el análisis de referentes arquitectónicos de complejidad básica y la descomposición en sistemas en un contexto urbano: espacio público inmediato (el lugar y la manzana). 
  1. Estructura, forma y espacio: Reconocer desde una complejidad básica la relación entre estructura, forma y espacio en el proceso de diseño de objetos arquitectónicos que se relacionen con un contexto urbano: espacio público inmediato (el lugar y la manzana). 
  1. Organizaciones espaciales: Diseñar organizaciones espaciales desde la complejidad básica dentro del proceso del diseño de objetos arquitectónicos en un contexto urbano: espacio público inmediato (el lugar y la manzana). 
  1. Proyecto arquitectónico: Aplicar conocimientos de estructura, forma, espacio; sistema y proceso; organizaciones espaciales, con una visión sistemática, con sustento teórico y metodológico en el diseño de un objeto arquitectónico que se relacione con un contexto urbano: espacio público inmediato (el lugar y la manzana). 

METODOLOGÍA:  

En general las clases se han llevado a cabo de manera virtual mediante video-conferencias, en estas se combinan charlas magistrales, donde se presentan definiciones teóricas y referentes de tipo arquitectónico, con ejercicios prácticos, los cuales permiten al estudiante la aplicación de los conocimientos impartidos, adicionalmente en el aula virtual se incluyen lecturas y videos complementarios que refuerzan las clases. 

De manera particular para cada una de las unidades del sílabo se plantearon ejercicios puntuales, los cuales se describen a continuación: 

  1. Sistema y proceso, los estudiantes realizaron el estudio de un referente arquitectónico escogido por ellos, donde se analizaron las ideas generadoras del proyecto, la función, la estética y la técnica constructiva. 
  1. Estructura, forma y espacio, los estudiantes realizaron ejercicios exploratorios de forma, espacio y estructura, para dichos ejercicios se planteó el uso de un sistema proporcional que sirve para la generación de las formas (ver imagen 1), luego bajo el mismo sistema se propone la creación de secuencias espaciales donde se buscan composiciones que tengan un balance adecuado entre llenos y vacíos (ver imagen 2), por último , la creación de un módulo que a la vez que sirve de estructura de soporte, es el generador de forma y espacio (ver imagen 3). Se realizaron bocetos en planta y axonometrías todos dibujados a mano además para todos los casos se utilizaron maquetas físicas. 
Imagen 1. Creación de forma. Manosalvas Daniel
Imagen 2. Exploración de forma y espacio. Manosalvas Daniel.
Imagen 3. Estructura, forma y espacio. Manosalvas Daniel.

Organizaciones espaciales, los estudiantes realizaron ejercicios donde se exploran los diferentes tipos de organización espacial, aplicando el sistema proporcional para la consecución de las formas, luego estableciendo relaciones espaciales al interior del elemento creado y procurando que las composiciones sean lo suficientemente cerradas para que pueda contenerse el espacio y utilizando una cantidad de vacíos que permitan la apreciación del espacio interior (ver imagen 4). Para estos ejercicios se realizó todo el proceso utilizando maquetas físicas.

Imagen 4. Organizaciones espaciales. Torres José
  1. Proyecto arquitectónicose propuso el diseño de una vivienda de fin de semana, ubicada en Pedro Vicente Maldonado. El terreno de 800m2 de superficie, se ubica en una urbanización privada con bajo nivel de consolidación, en una zona rural rodeada de abundante vegetación que tiene un clima cálido-lluvioso.

Para el diseño se propone como premisa el uso del tangram,un juego chino compuesto por 7 piezas (5 triángulos, 1 cuadrado y 1 romboide) cómo se muestra en la imagen 5, el juego consiste en formar siluetas de figuras con las siete piezas sin que estas se solapen. 

Tangram

Para el caso puntal de este ejercicio, los estudiantes definieron la forma en planta de su vivienda utilizando las siete figuras que componen el tangram,cada uno de ellos previamente realizó un análisis dimensional teniendo en cuenta el tamaño del terreno y el mobiliario a utilizarse en los ambientes para poder definir las medidas de su tangram. El programa arquitectónico propuesto para el proyecto es el siguiente:

  • Sala
  • Comedor
  • Cocina abierta (tipo americano)
  • Baño completo
  • Habitación principal (1cama de 2 plazas)
  • Habitación (2 camas de 1 o 1 ½ plazas)
  • Porche cubierto

Al no tener un entorno urbano consolidado los estudiantes, deben tener en cuenta únicamente las condiciones inmediatas como son: la topografía, el clima, las vías y las vistas. Para el proceso de diseño los estudiantes trabajaron bajo las siguientes premisas:

  • El programa básico de la vivienda debe estar conformado por las siete piezas del tangram.
  • De requerirse espacios adicionales como garaje cubierto, porches, terrazas, etc. se podrán adicionar piezas siempre y cuando estas conserven las proporciones del tangramoriginal.
  • El proyecto tiene que adaptarse a la geometría y a la topografía del terreno.
  • Incluir zonas abiertas-cubiertas que protejan al usuario del clima cálido lluvioso del sitio.
  • Aprovechamiento de vistas.
  • Para la propuesta estética, el uso de proporciones basadas en el tangram.

El uso del tangram propone una geometría básica que sirve como estructura de la forma y además se convierte en su elemento generador, dando la pauta para la organización de los espacios que, como condición adicional tienen que vincularse con criterios de tipo funcional y espacial. El objeto arquitectónico como parte integral de un sistema, se entiende no solo por tener componentes propios de tipo funcional, estético y técnico; sino también porque estos deben responder a las condiciones climáticas, al paisaje que obliga a priorizar ciertas vistas y además adaptarse a las condiciones geométricas y topográficas del terreno.

A manera de ejemplo del trabajo realizado durante el curso, se muestra uno de los proyectos diseñado por el estudiante José Emilio Torres:

Con base en los resultados obtenidos, se puede decir que la escala y el alcance del tema propuesto fueron adecuados para el primer nivel de diseño arquitectónico, prácticamente todos los estudiantes lograron un nivel adecuado, llegando sus proyectos a cumplir con los objetivos del curso.

Es importante anotar que, las clases virtuales requirieron mayor cantidad de material didáctico y más dedicación de tiempo por parte del docente, el uso de una tableta digital para poder realizar esquemas en tiempo real para los estudiantes fue de mucha ayuda, de igual manera las grabaciones de las clases fueron de gran utilidad y representan una ventaja respecto a las clases presenciales.

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Fernanda Arias Castillo

De las partes al todo

El objetivo del Diseño Básico I es introducir al estudiante en la carrera de Arquitectura, a partir del estudio de la forma para la generación de objetos arquitectónicos.  

Dentro del abordaje realizado durante este semestre 2020 – 2020, el paralelo 3 ha concentrado sus esfuerzos en la comprensión de los principios fundamentales y las leyes propias a la forma, buscando afinar la lectura abstracta en el estudiante. 

La búsqueda conceptual de este método es dejar a un lado el postulado de SIN ORDEN NO HAY COMPOSICIÓN, para pasar a la idea de ENTENDER EL ORDEN EN TODA COMPOSICIÓN, esto es factible tanto con formas naturales, como con artificiales.

Lo interesante de trabajar con la naturaleza es lo evidente de sus lógicas, de esta manera no requiere de una preparación previa, aunque el resultado claramente mejorará con la práctica.  

Para desarrollar habilidades de organización espacial con fines arquitectónicos y/o proyectuales; es indispensable apoyarnos en la herramienta matemática, específicamente de la geométrica, tanto analítica como descriptiva. 

Dentro del proceso creativo, la aplicación de este método permite obtener una construcción gráfico – geométrica sustentada en la matemática, lo que aclara el universo de las ideas formales para la materialización o concreción, cumpliendo con la finalidad de ser comprensible a una determinada relación dimensional de proporción y escala; además de lograr la comprensión detallada de cada una de sus partes, lo que nos aproxima a procesos constructivos racionales. 

METODOLOGÍA:  

La asignatura de Diseño Básico I, es el primer taller que permite al estudiante una aproximación lógica a las variables referentes al espacio y a las formas que éste contiene. 

Cada ejercicio esta secuencialmente construido, de esta manera el proceso de aprendizaje es coherente al contenido y orden del syllabus propuesto. 

El análisis de referentes arquitectónicos fue el punto de partida de cada tema, para lograr aterrizar los ejercicios en la producción arquitectónica; se desarrolló un collage por enunciado, de esta forma los estudiantes investigaron sobre obras y arquitectos para obtener una construcción gráfica apropiada; todo esto buscando desarrollar una sensibilidad en el estudiante que le permita percibir el mundo desde una perspectiva compleja, donde formas naturales y artificiales están constituidas por punto, línea, plano y volumen; formas que pueden entenderse desde las Leyes de Gestalt y crearse a partir de las interrelaciones de la forma, con sus características como lo enuncian Chin, Wong y Munari en sus respectivos tratados teóricos. 

La metodología planteada para el desarrollo de esta asignatura, se apoya en la Morfología como herramienta para la comprensión teórica fundamental y sistematiza una serie de procesos concatenados cuya secuencia lógica, permite enlazar los conceptos y comprender desde lo simple hacia lo complejo con un pensamiento analítico, desarrollando el estudio de la forma, sus principios y su expresión gráfica espacial a través de los siguientes contenidos:  

Para la comprensión de las formas arquitectónicas desarrollamos una primera lectura del espacio desde casa (el adentro y el afuera), utilizando la línea. 

Dentro del análisis de referentes naturales realizamos la experimentación en la búsqueda de divinas proporciones y patrones, mediante la geometrización. 

Geometrización, encuentro de lógicas

Geometrización EN MALLA 

La geometrización EN MALLA es un método de abstracción utilizado en varios ejercicios, con el propósito de ejercitar el proceso de abstracción, este proceso pretende el encuentro de lógicas formales en referentes naturales, es decir aprovechando la diversidad de patrones que se presentan en la naturaleza, estructuras que se repiten una y otra, y otra vez, a distintas escalas; siguiendo leyes y principios inherentes a la realidad tridimensional que habitamos. 

Este proceso de trazos secuenciales, utiliza la Geometría (ciencia ancestral), para describir y analizar el origen de las partes y la complejidad del todo (sistema – estructura). 

Las lógicas naturales de la forma muestran su infinita e inherente presencia en cada partícula del universo.  

La propuesta plantea al análisis de puntos, líneas y coincidencias geométricas como una herramienta metodológica que posibilita una comprensión de la estructura más profunda y sensible del referente estructural (imagen – idea – concepto), para operar desde su esencia compositiva (el módulo) y desde este lugar descifrar nuevas configuraciones formales, conservando la lógica morfo generativa de la estructura original y generando así rupturas (innovación), en el proceso de concreción; la creación. 

Esta propuesta es una variable al sistema de geometrización ya trabajado por la maestra y diseñadora Nora Pereyra, en sus clases de diseño básico en Buenos Aires, Argentina; heredera de la visión y curiosidad por la forma y sus manifestaciones en la naturaleza tan propia también del pensamiento de grandes maestros como Da Vinci o Munari. 

La variación al ejercicio de Pereyra es la libertad en el trazo, la búsqueda no se queda en la silueta del referente analizado, sino que se desborda a los límites propios del soporte utilizado.  La malla resultante pertenece a la geometría no euclidiana, ya que además utiliza el compás. 

El desarrollo de este análisis lineal, permite establecer vinculaciones entre valores numéricos, posición o dirección de trazos y sus relaciones espaciales.                   

El taller busca como resultado de aprendizaje, que el estudiante reconozca las cualidades y características de la forma; de esta manera el ejercicio de geometrización busca ejercitar la percepción de los elementos básicos de la configuración de la forma, con el propósito de comprenderla a lo largo de todo el proceso de creación. 

El término configuración, responde al orden de los elementos que constituyen algo, otorgándole como resultado de esta dinámica su forma y sus características. Deriva del vocablo latino configuratio, que significa acción y efecto de dar una completa forma usando diferentes partes.      

Sus componentes léxicos son: el prefijo con (junto, todo), figura (forma, imagen), ción (acción y efecto). Profundizando en la palabra figura, con fines proyectuales, esta proviene de la raíz del verbo fingere (modelar, formar, copiar o simular una realidad); el método se sustenta en las interrelaciones de estos conceptos, con el objetivo de desarrollar el pensamiento abstracto en el estudiante de primer semestre de arquitectura. 

Descomposición de elementos platónicos  

Desde la arquitectura, la filosofía, el arte y la ciencia, los poliedros regulares han sido herramientas de estudio en la búsqueda de respuestas sobre el espacio, la forma, la estructura y sus propiedades.  

Los pitagóricos, Platón, Euclides, Da Vinci y/o Munari, entre otros, son algunos de los que han desarrollado teorías y representaciones del espacio mediante la exploración de las estructuras tridimensionales basados en las características matemáticas de los sólidos platónicos; desde esta línea de pensamiento la perspectiva de análisis del espacio se concentra en definir los principios inherentes a estas formas, tales como la simetría, la proporción y leyes básicas de estructuras. La comprensión de los principios ordenadores desde la representación geométrico – matemática nos permite acercarnos a la visión de Platón donde la realidad tridimensional, como la conocemos, se sostiene, evidenciando que la naturaleza es perfecta y posee estructuras propias. 

Una de las complejidades más interesantes al momento de acercarnos a la creación proyectual es la comprensión del espacio (lleno – vacío), es por esta razón que se parte de la construcción lineal de los sólidos platónicos, es decir, desde nuestra realidad cuya materialidad se desarrolla en tres dimensiones (x, y, z); para después pasar a la representación en planos, es decir la bi-dimensión. 

Construcción de modelos platónicos, dibujo de perspectivas y extracción de módulos 

Esta forma resultante, producto de la segmentación anteriormente enunciada, se convierte a su vez en un módulo con propiedades de estructura geométrica y matemática; que permite la construcción de un sistema REGULAR – MALLA y transformarlo a uno VISUAL COMPLEJO, lo que Wong denomina el espacio ilusorio, cuya generación evidencia la capacidad de los estudiantes para manejar la complejidad espacial en el plano, proponiendo además de manera utópica su aplicación en el espacio de la facultad, acercándoles con este pretexto a la representación gráfica del elemento arquitectónico. 

Creación de mallas – teselados y transformación al espacio ilusorio 

Acercándonos a las nociones de escala y proporción desde los volúmenes platónicos

En este ejercicio al proponer el desarrollo de sistemas platónicos duales desarmables se busca la comprensión del espacio en 3 dimensiones y el cálculo de las partes que deben encanjar en un todo.

Platónicos desarmables

Del ejercicio anterior se selecciona un módulo volumétrico, a partir del cual se construye un sistema en busca de la VERTICALIDAD y otro módulo para el HORIZONTAL; en este proyecto final además de sumar todos los conceptos ya revisados, ingresan los principios ordenadores como justificaciones proyectuales a los diseños propuestos. 

 

CONCLUSIONES

  1. El conocimiento debe ser progresivo para alcanzar un a comprensión de la espacialidad, que posteriormente permita un aterrizaje arquitectónico. 
  2. Como se muestra en la imagen 9 esta metodología plantea una constante interrelación entre los saberes que están presentes durante el primer semestre.
  3. Se recomienda que los ejercicios contengan variables que puedan conectar estos conocimientos en la creación proyectual arquitectónica inicial. 

 

Conclusiones al proceso y pertinencia de la metodología utilizada

 

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Kléver Vásquez

El consumo de la forma

La función connotativa de una columna

“la historia, con su vitalidad voraz, vacía y llena las formas, las priva y dota de significado” [1]   

                                                                                                                   Uno de los signos propios de la arquitectura como elemento estructural tectónico es la columna. Su función principal en el sistema estructural es innegable, pero más allá de transmitir verticalmente cargas al suelo, transmite también significados a su contexto; por lo tanto, esta función principal de elemento estructural, siempre ha estado acompañada de “funciones secundarias”[2]; funciones connotativas -propias de todo objeto cultural- que afectan su significado y por ende, su uso.

Cuando Adolf Loos utiliza la forma de una columna dórica para su proyecto del Chicago Tribune 1923, está alterando su función principal. Esta vez la columna es edificio, pero no es únicamente edificio porque así se lo vaya a emplear, no es un edificio cualquiera cuyo significado esté dado por el uso. Su forma nos remite a la antigua Grecia, por tanto éste adquiere características de monumentalidad. La historia de la arquitectura pasa por su forma, aquella le otorga su nuevo significado.  

Adolf Loos, concurso para el Chicago Tribune, 1923[3]

En ese sentido, su función principal como edificio de oficinas se subordina a una función comunicativa cuyo significado abarca un contexto mayor. El edificio se vuelve símbolo. Así, “la arquitectura sólo puede ser monumento o sepulcro” como dijera Loos, poniendo en entredicho el predominio del carácter utilitario de la arquitectura.

Recién después de la 2da Guerra Mundial, vuelve a tomarse en cuenta el carácter comunicacional o connotativo de la arquitectura que, para la Arquitectura Moderna, resultaba únicamente anecdótico. Los arquitectos vuelven la mirada al pasado o a su entorno local y popular, yuxtaponiendo códigos formales de distinto índole; confirmando lo dicho por Loos: “La gran columna de estilo griego, dórico, será construida. Si no en Chicago, en cualquier otra ciudad. Si no para el Chicago Tribune, para cualquier otra entidad. Si no por mí, por cualquier otro arquitecto.” Muchos así lo hicieron. Kengo Kuma en 1991 muestra las volutas de un gran capitel griego-jónico, como símbolo, a escala urbana, en un centro comercial de Tokio. 

Kengo Kuma 1991[4]

La manipulación de la escala del objeto, necesariamente lo descontextualiza provocando su reubicación o extrañeza, por tanto, connotando otros significados. Los diseños de Ettore Sottsass o del grupo Memphis italiano, en los años 80´s recrean propuestas de mobiliario con clara connotación arquitectónica y hasta monumental, introduciendo signos urbanos en lo doméstico. Edificios, frontones o columnas se vuelven armarios, mesas o sofás que, en conjunto lúdico, simulan una ciudad en la habitación. «En cualquier caso, la idea es que todo el mundo empieza a crear en torno suyo a partir de lo más inesperado y fantástico, porque la creación del lenguaje es el primer derecho de todos, aunque intentemos impedirlo, negarlo» [5]

Mueble de Ettore Sottsass[6]
Ettore Sottsass, sillón.
Frank Gehry, 1991

La columna monumental vuelve a aparecer en Frank Gehry y Claes Oldenburg en 1991 con un edificio corporativo en Venecia, pero ahora en forma de binoculares. Los tres componentes principales que conforman una columna clásica (base, fuste y capitel) están acá sugeridos por las tres partes que forman los binoculares. 

Para Frank Gehry y Claes Oldenburg no fue suficiente representar figurativamente la columna clásica, sino que fue necesario encontrar otro objeto de fácil identificación cultural que la sustituya. Todo indica que aquel signo válido para Adolf Loos resultaba gastado para Gehry, parece ser que la sociedad había agotado esos significados pues, ahora, “las condiciones del consumo también son las condiciones de la recuperación y de la sustitución del sentido”[7]

Sustituir el sentido ha sido el trabajo de la historia pues, a través de ella, las culturas han llenado y vaciado de significados las formas; ellas se mantienen en el tiempo, pero nuestra mirada no. Las connotaciones que un objeto genera en una cultura, pueden ser múltiples y sus significados efímeros; recordemos los dos Atlantes que sostienen el mundo a la entrada del estadio olímpico Atahualpa en Quito. Ellos, primero se encontraban en el Centro Histórico y sostenían, a manera de cariátides, el balcón esquinero del Banco de Préstamos en las calles Guayaquil y Espejo; las esculturas aparecieron con la rehabilitación que, en los años 20, Francisco Durini le hiciera a la mansión del siglo XVII, entonces conocida como Palacio de Selva Alegre y que en sus inicios fue la Casa de las Cuatro Esquinas, derrocada en 1961. Los Atlantes entonces, sostuvieron un balcón de una casa que luego fue palacio y más tarde banco; un mismo objeto resignificado por su historia. Ahora, al frente de un estadio deportivo, sostienen el mundo y quizá sostengan el mundo de la sociedad del espectáculo; una sociedad resignificada por las condiciones de mercado que se caracteriza por el consumo de las formas. 

Atlantes en el Estadio Olímpico, autoría propia, 2020

Precisamente, esas condiciones de consumo insaciable de algunas sociedades “desarrolladas”, requirieron la constante renovación de sus formas arquitectónicas; las mismas que, no buscaban resolver alguna actividad específica o alguna dificultad técnica; buscaban, más bien, comunicar su atractivo, para con éste, seducir algún potencial consumidor. Se trata de formas que no modifican su uso, tampoco su material o técnica, pero sí, su significado y su imagen, dos aspectos que pueden ser modificados con cierta desenvoltura pues, la realidad y los materiales, por el contrario, no siempre pueden ir a la par del vaivén del mercado. Se requiere de un esfuerzo extra modificar la materia, pero su imagen siempre puede renovarse, a veces, sin resistencia como en la realidad virtual o, incluso sola como en las redes sociales; y con ella, se renueva también su significado; aquel que permite la distinción que requieren las sociedades de consumo y del espectáculo. Distinción intangible que se sostiene en la apariencia como necesidad espiritual de dichas sociedadesdonde algunos diseñadores han intentado “cuestionar los criterios de diseño para el uso funcional del objeto en favor del uso espiritual»[8]pues, el espíritu como las imágenes no pesan y esa moda actualiza constantemente los significados mientras evita el peso de la realidad, cuya carga no siempre puede transmitirse. 


[1]Umberto Eco. La estructura ausente, 1968. Pág 31

[2]Ibídem. Pag. 30

[3]Benedetto Gravagnudo. Adolf Loos. Edit Nerea, Madrid 1988. Pág 173

[4]Botond Bognar Kengo Kuma. Princeton Architectural Press 2005. Pág 24

[5]Sottsass Jr, Ettore: “Sottsass a Stoccolma” en: Domus 05/1969, nº474, pp.49-54.

[6]Barbara Radice, Ettore Sottsass. Edit. Electa, Milano 1993

[7]Umberto Eco. La estructura ausente, 1968. Pág 32

[8]Mendini, Alessandro: “Oggetti ad uso spirituale”, Domus 06/1974, nº535, pp.45-47.

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Fernanda Arias Castillo

Despliegues de la Memoria

“Respirar es un hábito. La vida es un hábito o, mejor dicho, una sucesión de hábitos, ya que un individuo es una sucesión de individuos.” Samuel Beckett.

La memoria es un espacio de representación y de interpretación, que se encuentra experimentando constantes e infinitas mutaciones; que en la actualidad se nos presentan como el cambio del espacio medieval, al espacio infinito.

Las leyes de la naturaleza nos plantean una evolución en la capacidad de percepción del ser humano. La linealidad del tiempo donde un punto se marcaba como una realidad última que quedaba inscrita y no se volvía a ella como consecuencia del paso propio del tiempo, ha sido sustituida por una circularidad que define una conciencia atemporal, donde un punto es una marca que por consecuencia universal será retomada una y otra vez simultáneamente y en múltiples espacialidades.

De esta forma, cuando Foucault describe una época «actual» donde el valor máximo lo tiene el espacio, está mencionando sin lugar a duda la simultaneidad presente en esta red cíclica donde la memoria funciona como un contenedor infinito, y es precisamente esta idea aristotélica de infinito potencial, es decir, ese proceso de crecimiento o de subdivisión sin final.

Esta red citada anteriormente contiene sistemas dinámicos de organización cuyo resultado son los fenómenos de la memoria; los mismos que se conservan y reconstituyen para justificar su propia existencia.

Jacques Le Goff, en El orden de la memoria, elabora un esquema muy práctico para situar a la memoria y clasificarla; relata en las Edades Míticas, la eterna búsqueda del dominio del tiempo, como una necesidad que llevó al hombre a inscribir en el imaginario colectivo épocas y definir edades históricas que justifiquen su existencia, sirvan como recurso cultural y estrategia de construcción de identidades (la memoria es un soporte de las identidades, sin memoria no tendríamos identidad).

La memoria desde una perspectiva lógico – técnica (antropológica–psicológica–psiquiátrica)

«Si se pudiera romper y tirar el pasado como el borrador de una carta o de un libro. Pero ahí queda siempre, manchando la copia en limpio, y yo creo que eso es el verdadero futuro.» (Julio Cortázar: Cartas de Mamá)

Estas ciencias estudian a los seres humanos como seres, seres sociales y culturales, y la memoria puede considerarse un fenómeno universal propio de la especie. La clasificación de la que se permiten, para lograr entender el complejo sistema de la memoria, postula dos primeras instancias: la memoria individual y la memoria colectiva.

En el caso de la memoria individual, ésta existe enraizada dentro de los marcos de la simultaneidad y la contingencia; siendo así considerada como una condición necesaria y suficiente para llamar al reconocimiento de los recuerdos.

Mientras que la memoria colectiva es la que recompone el pasado, y cuyos recuerdos se remiten a la experiencia que un grupo puede legar a un individuo o grupo de individuos.

Y en algo que podría entenderse como una contraposición a este criterio de enfrentamiento entre ambas, Maurice Halbwachs afirma que la memoria individual no es más que un punto de vista sobre la memoria colectiva, ya que el significado de lo memorizado se mide a través de la cultura; retomando así la idea cíclica de la memoria.

Es entonces donde nos encontramos con una tercera instancia, la memoria histórica, que supone una reconstrucción de los datos proporcionados por el presente de la vida social y proyectada sobre el pasado reinventado; la misma que se construyen desde la experiencia social.

Esta necesidad colectiva, casi espiritual genera la construcción de lo que Foucault denomina como “heterotopías”, que se presentan según su análisis como una constante de todo grupo humano. Calendario, fiestas nacionales, monumentos, museos, cementerios, etc.; son elementos que funcionan como refuerzos simbólicos en el conocimiento, y por ende en la adquisición de la memoria; al respecto cito a Candau “Toda memorización y conmemoración, por selectiva, es un olvido disfrazado de otras memorias”.

La memoria, considerando lo expuesto anteriormente estaría situada en el espacio presente, pero dentro de esta red que la relaciona con el pasado y el futuro simultáneamente, así mismo existe un complejo sistema dinámico entre la memoria individual y colectiva, entre público y privado, recuerdo y olvido. Desde el Renacimiento hasta nuestros días, la memoria escrita, contrapuesta a la oral; el desarrollo de una variedad de relatos, que adoptan diferentes narrativas y emerge en distintos soportes (novela, fotografía, cine, prensa, medios virtuales etc.).

La memoria, mutaciones actuales – simultáneas

̈Sin memoria la persona y los grupos humanos se perderían y vivirían sólo el presente. Sin ella no habría contratos, fidelidades, promesas, etc. (Candau, 2002: 5). Los humanos construimos memorias, pero las memorias también nos construyen a nosotros. ̈ Pereiro.

Las formas y expresiones de las distintas identidades, facilitan la comprensión de la memoria, es más podemos afirmar que la memoria no se entiende sin al menos una referencia de identidad; y a su vez, dichas identidades existen por la memoria, caso contrario no funcionarían.

La transmisión intergeneracional de la memoria se hace a través de diversos tipos de mediaciones: oralidad, gestualidad, escritura, imágenes visuales, etc. La transmisión de memoria es fundamental para aprender contenidos, pero no sólo, sino también para interiorizar formas de estar en el mundo (Candau, 2002: 110).

La fotografía en este contexto, para Le Goff, se presenta con un elemento que no sólo multiplica la memoria sino que también la democratiza, dándole una precisión y una verdad visual y permitiendo conservarla en el tiempo y su evolución cronológica.

Bourdieu escribe sobre la significación del álbum de familia, y lo interpreta como la verdad del recuerdo social, la imagen como representación de lo que somos, o queremos ser ante el mundo. Aquí no hablamos de realidades únicas, sino del poder decidir la información que se desea eternizar.

Es así como los padres narran con la fotografía la vida de sus hijos, la unidad familiar (el propio pasado trae la confirmación del propio presente) y los espacios comunes, son conservados, son realidades visibles; mientras que los recuerdos individuales, lo secreto queda excluido, como realidades invisibles y es precisamente lo que no se muestra, lo que está en otra parte, un regreso a la idea de heterotropía.

Michel Foucault, en su obra Las palabras y las cosas señala que “La semejanza era la forma invisible de lo que, en el fondo del mundo, hacía que las cosas fueran visibles; sin embargo, para que esta forma salga a su vez a la luz, es necesaria una figura visible que la saque de su profunda invisibilidad. ”

No es hasta el siglo XX donde nos encontramos con la verdadera revolución representada por la memoria y sus mutaciones, así por ejemplo Le Goff menciona a la memoria electrónica como un elemento de esta, “el más espectacular.”

Esta “Modernidad”, como describe Doberti, donde predomina una pretensión de poseer, más saber y más experiencia; donde la memoria humana se enfrenta a la memoria de la máquina, no sólo redefine las concepciones clásicas de estos conceptos, sino que marcan una cambio en los tipos de relaciones de proximidad, almacenamiento, circulación y clasificación de los elementos humanos; esta época es a la que Foucault se refiere como una época donde el espacio se nos da bajo la forma de relaciones de emplazamientos.

Así mismo nos enfrentamos a la búsqueda de una estabilidad, la memoria máquina está en función de esta necesidad, ya que nos da la oportunidad de ser inmortales, permanecer archivados en una memoria virtual, donde la eternidad (alusiva a la idea de heterocronía de Foucault), se convierte en un fin primero y último.

No podemos realizar un ejercicio analítico sobre la memoria actual, si no logramos comprender que el ser humano, como organización social, exige para su existencia y reproducción, la transmisión de una memoria generacional; al respecto Buffon y Mendel, plantean una “Memoria de la herencia”, y la describen como un molde. Esta memoria no es más que un conjunto de unidades elementales, códigos que están constituidos por formas – imágenes.

Si leemos a las formas desde la perspectiva de la Gestalt, que en su Psicología de la imagen, explica la correspondencia de cada forma a una naturaleza psicológica de la conciencia, y además plantea que la esencia de la forma es energía + información y esto es equivalente al aspecto material de la misma; podremos definir a la forma como una carga de información, psíquica, mental y espiritual; y a la memoria como la acumulación de imágenes, esta memoria atemporal, que se presenta más esencial y menos aparente.

Le Goff define a la memoria, como: “la capacidad de conservar determinadas informaciones, remite ante todo a un complejo de funciones psíquicas, con el auxilio de las cuales el hombre está en condiciones de actualizar impresiones o informaciones pasadas, que él se imagina como pasadas”.

La memoria desde la imagen / viceversa

“La memoria es a la forma como la percepción a la imagen.” F.A.

“La memoria no sería más que un producto de la imaginación”. Breton pensamiento que menciona la idea de utopía, planteada por Foucault.

Para entender la memoria desde este enfoque, es necesario situarnos en el concepto central de imagen, que a mi parecer Bergson define con claridad cuando dice: “la imagen es el entrecruzamiento entre la memoria y la percepción.”

Entendemos percepción como la captación de todos los estímulos actuantes de un momento dado, según La Gestalt, es una forma de conocimiento de la realidad; un proceso cognitivo.

Una vez más la memoria se presenta como un contenedor, que en esta ocasión además codifica conjuntamente con la percepción a la imagen; esta capacidad de acumular una infinidad de información, la refuerza la postura Freudiana que afirma que nada de lo que hemos poseído intelectualmente puede perderse.

Pero es precisamente esta capacidad de almacenamiento inconsciente, lo que genera esta gran obsesión colectiva, es el temor a la pérdida de memoria, generado por sostener nuestra existencia en un cúmulo de imágenes del pasado, lo que ha dotado a esta memoria de un valor a nivel objeto de consumo, donde la evolución del mundo contemporáneo y la historia inmediata construida por los medios masivos; juegan un papel dominante.

De esta misma forma considero que esta obsesión por la memoria y el temor a una amnesia colectiva; pueden llevar a lo que le acontecía al personaje de Borges (1944) “Funes el Memorioso”, que era capaz de recitar miles de poemas y expresar miles de datos, pero incapaz de entender su sentido. Esta memoria total subordina el presente y el futuro al pasado.

“Estamos en un momento en que el mundo se experimenta, creo, menos como una gran vida que se desarrolla a través del tiempo que como una red que une puntos y se entreteje.” Foucault.

Esta red de puntos desde mi perspectiva es el producto, de la eterna búsqueda de un equilibrio mental del colectivo, que otorga al diseñador, creador de información – imágenes, objetos, espacios; la opción de construir una memoria que permita una evolución significativa y consiente del hombre y sus espacialidades. Proyectando una memoria cuyo valor real, esté justificado en la interminable capacidad de generar nuevas formas desde el presente, hacia el futuro con una experiencia social del pasado, cuya función sobrepase los fines políticos y se concentre en la humanidad.

Bibliografía

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FOUCAULT, Michel, De los espacios otros “Des espaces autres”, Conferencia dicada en el Cercle des études architecturals, 14 de marzo de 1967, publicada en Architecture, Mouvement, Continuité, n 5, octubre de 1984. Traducida por Pablo Blitstein y Tadeo Lima.

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BACHELARD, Gastón, LA POÉTICA DEL ESPACIO, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DE ARGENTINA S A., Argentina, 2000

TZVETAN, Torodov, Los abusos de la memoria, 2000
PEREIRO, Xerardo, APUNTES DE ANTROPOLOGIA Y MEMORIA,

(O Fiadeiro – El Filandar n.o 15, Ver: http://www.bajoduero.org)
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DOMÍNGUEZ, Nora, Seminario: Memoria, Género y Narración, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras. 2004

HALBWACHS, Maurice, LA MEMORIA COLECTIVA Y EL TIEMPO, Traducción directa de la versión original de HALBWACHS, Maurice » La Mémoire Collective et le Temps » Cahiers Internationaux de Sociologie , vol. II, 1947, pp. 3- 30. Este texto fue incorporado posteriormente al capítulo III de La mémoire collective par Maurice Halbwachs, P. U. F. , Paris, 1950 y 1968. ( Tr. Vicente Huici Urmeneta , 1998 )

BETANCOURT, Dario, MEMORIA INDIVIDUAL, MEMORIA COLECTIVA Y MEMORIA HISTÓRICA. LO SECRETO Y LO ESCONDIDO EN LA NARRACIÓN Y EL RECUERDO, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional.

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